Exclusivo
Blogs

Ilustración: Carolina Coronel.

Cómo los memes me ayudaron a lidiar con sentimientos reprimidos

En esta primera entrega de Lofsic, Fernando Chavarría nos cuenta cómo compartir memes en redes sociales le ayudó a enfrentarse con emociones escondidas.

La vida es una gran ironía. Cuando crees que las cosas no se pueden volver más absurdas, el universo confabula para demostrarte que de hecho sí, todo se puede poner más bizarro y enseñarte a no desafiarlo con tu sarcasmo.

Igual que Jon Snow, no sé nada. Bueno, solo una cosa: hay que reírse de la vida y no tomarse nada muy en serio.

Si algo he aprendido de los innumerables textos, blogs de autoayuda, frases motivacionales de Pinterest... es que es mejor expresar lo que sientes y no quedarte con nada adentro, para evitar que estos sentimientos reprimidos vuelvan para destruirte cuando algo los detona. (Esta es la única parte seria de este texto, lo prometo).

Así que por favor, camina conmigo mientras te explico cómo fusioné estos dos conceptos, y cómo hoy soy una persona un poco más cuerda (creo).

Mi primer consejo es que cada vez que algo absurdo te pase, mires de manera confundida pero inquisitiva directamente a la cámara imaginaria que filma el reality de tu vida, y rompas la cuarta pared, tal cual como lo hacen en The Office o el mismísimo Deadpool. Verdaderamente ayuda a suavizar el impacto emocional del hecho, y —seamos honestos— muchas veces no tenemos, ni tendremos explicaciones de lo que acaba de pasar. Así que, ¿por qué no buscar estas respuestas inexistentes en un público igual de irreal que la situación y las respuestas que buscamos?

El siguiente paso es entrar a tu red social favorita (Facebook es mi favorita para este tipo de situación) y hacer un berrinche sobre lo que te acaba de pasar compartiendo +50 memes, y si encuentras otros no relacionados al tema pero que te gustan, los compartes también.

Claramente, lo que te estoy sugiriendo no es ningún descubrimiento novedoso por el cual me estoy autoproclamando el siguiente autor de best sellers de autoayuda ni nada por el estilo, (Osho y Louise L. Hay están temblando en estos momentos.) Pero es algo que me ha servido, y posiblemente te sirva a ti también, así que no tienes nada que perder al intentarlo. Además es gratis, por lo menos si estás conectado a una red de WiFi.

Si eres una de las personas que no procura compartir mucho en redes sociales, las primeras reacciones que tendrás serán de sorpresa, y la gente se empezará a cuestionar tu sanidad mental... más aún si compartes memes de situaciones o emociones que las personas tienden a reprimir y no expresar en público.

Pero —eventualmente— te darás cuenta que las interacciones con tus publicaciones empezarán a incrementar. Y seamos realistas, todos buscamos validación de los miembros de nuestras comunidad virtual.

Lo que debemos rescatar de este resultado no es que ahora te has convertido en un influencer o algo por el estilo sino que, de cierta forma, has ayudado a exponer en la luz pública sentimientos o cosas de las que las personas prefieren no hablar, pero que todos sufrimos.

Has expuesto un tabú y le has dado la confianza a las personas de exponer su vulnerabilidad y sentirse apoyados al ver que otra persona que quizás pensaban que tenían una vida perfecta, pasa por los mismos escenarios que ellos. Porque muchos no lo entienden, pero hay fortaleza en ser vulnerable.

Y finalmente, pero no menos importante, has podido exteriorizar y lidiar con algo que tenías dentro que te causaba molestias, y que al verlo fuera de ti, compartido por muchos, puedes darte cuenta que quizás no es tan grave como lo veías, y puedes reírte de esto y seguir adelante.

Así que rompe la cuarta pared las veces que sea necesario. Comparte todos los memes que quieras hasta que sientas que superaste ese trauma y toma el control de su vida nuevamente. Y si a alguien no le gusta que compartas muchas cosas, siempre existirá el boton de unfollow para ellos (o para ti), porque no necesitas esa negatividad en tu vida.