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Crónica

En un callejón de la 22 y Ayacucho, Lorena lleva el mensaje del Señor. Agencia (ag-extra)Christian Vinueza/EXTRA

Ahora 'vuela' con Dios

Lorena Pazmiño traficó, robó y se prostituyó. Antes andaba ‘voladota’ por la marihuana, hoy dice que se ‘embriaga’ en el Espíritu Santo. Predica con su esposo en el barrio que la vio nacer, la ‘bahía de la droga’, en 10 de Agosto y Guerrero Martínez, oeste de Guayaquil.

Cinco disparos le arrebataron a su padre y le cambiaron la vida a Lorena Pazmiño y a su familia. Ella no recuerda la fecha del fatal suceso, dice que era en la tarde, que tenía 8 años y jugaba a las cogidas con sus hermanos Diego (12) y Jacqueline (5), quienes también presenciaron cómo un hombre asesinaba a su progenitor por un ‘pito’ barrial, en 10 de Agosto y Guerrero Martínez, oeste de Guayaquil.

“Lo mataron en la Gumarra, la ‘bahía de la droga’, sitio en el que nací y crecí. Mi padre era el único que nos mantenía y como mi mamá se quedó sola, entró al negocio de la venta de droga. Después ella se hizo de compromiso con alguien que también traficaba y se fue de largo...”. Así inicia Lorena (43 años) su salto hacia el pasado para recorrer parte de su antigua y peligrosa vida.

Casi toda su familia ‘camellaba’ en esto, un tío expendía en una esquina y otro en otra vereda. Lorena, más conocida como la Negra, acompañaba a su madre en su labor, así aprendió sobre el expendio de ‘merca’. Las ventas eran desde funditas hasta bloques de pasta de cocaína y marihuana. Comercializaban de todo, menos ‘H’ (compuesta con derivado de la heroína).

A los 14 años tuvo que hacerse cargo de sus ñaños, pues su madre fue a la cárcel. Dos años después se une al padre de sus tres primeras hijas, quien la maltrataba. “Me pateaba la cabeza, borracho me pegaba por todo. Quise matarlo, pensé en envenenarlo con raticida, le iba a poner un par de gotas todos los días en la comida hasta que muriera. Con él estuve 6 años”.

Una amiga le contó que había chance para viajar a España como ‘mula’. En 1999, Ecuador se caía a pedazos por la crisis económica y ese fue el pretexto para marcharse. “Me preguntaron si tenía experiencia con las drogas y eso es lo que más tenía; aparte yo tenía la sangre fría para hacerlo. Me probaron; tenía que tragarme uvas grandotas, para ver cuántas podía ingerir. Como vieron que sí jalé, llevé 85 ‘pepas’. Gracias a Dios no se reventaron y no me detuvieron, aún haciendo escala”.

Por ese ‘cachuelo’ ganó 4 mil dólares. Pero eso no fue todo, en España se prostituyó, robó y siguió traficando. También tenía ‘experiencia’ en robo de almacenes y eso lo puso en práctica en los supermercados de ese país, se llevaba comida, ropa y más.

Durante una década en Europa acumuló 13 detenciones (12 en España y 1 en Italia), todas por robo. Fue deportada en 2010.

Su fumadero y antro

Como regresó con dinero, Lorena alquiló un cuarto por tres años y medio en las calles 26 y Febres Cordero, suburbio porteño. Lo convirtió en su fumadero y centro de sexo.

El alcohol y la marihuana eran los compañeros de la vieja vida de Lorena (centro). Agencia (ag-extra)Cortesía

Solo tenía dos colchones y un balde lleno de marihuana, droga que consumió desde los 22 años (inició en España) hasta los 36. También probó ‘perica’ (cocaína), pero no le gustó. “Era bien marihuanera, tenía una libra para mi semana y todos los días pasaba ‘voladota’, igual vendía droga en mi barrio natal”.

Mientras estaba con sus ‘panas’, sus tres hijas eran cuidadas por su madre, quien luego de permanecer por cinco años en el Centro de Rehabilitación Social Femenino dejó la venta de drogas.

Fecha inolvidable

El 6 de julio de 2010, la Negra se fumaba un ‘grifo’ en su barrio, de repente dos hombres a bordo de un vehículo pasaron en actitud sospechosa. Ella pensó que se trataban de policías y se deshizo de la droga, pero eran sicarios que iban por un ‘encargo’. La amenazaron de muerte, pero no ‘paró bola’, pues se sentía protegida porque andaba con gente ‘pesada’

“Fue un hombre con el cual ya no quería estar y desde la ‘Peni’ (cárcel) dio la orden. Uno se bajó y me pegó siete tiros (cuatro en los senos, uno en la mano izquierda, uno en el antebrazo derecho y uno en la pierna derecha)”.

En 2010 recibió 7 balazos, el último atravesó su pierna derecha, a la altura del muslo. Agencia (ag-extra)Christian Vinueza/EXTRA

Fingió estar muerta hasta que se fueron los gatilleros. En ese momento dijo: “Me mataron, Señor” y una voz dentro de su mente expresó: “No te has arrepentido”.

No entiende cómo se levantó y en ese momento rogó a Dios, le pidió perdón por el mal que había hecho. “En una película de 3 segundos vi las caras de las personas a las que les había robado o quienes les mandé a robar. Lo que me impresionó fue la reacción de mis vecinos, justo a los que había insultado y maldecido, ellos eran los que me ayudaban. Dios y su misericordia”, manifiesta.

En ese momento apareció un evangélico que le hablaba de Cristo y ella siempre lo rechazaba.

- Hazme de una la oración que dice que si acepto a Jesús como mi Salvador, mi nombre estará escrito en el Libro de la Vida, así que si me muero me voy con el Creador.

- Vivirás y serás testimonio de lo que Jesús ha hecho, le respondió el religioso.

Mientras Lorena se desangraba, la llevaron al hospital Guayaquil, donde mantuvo una conversación con el médico que la asistió:

- Doctor, apóyame, no me dejes morir.

- Ese sicario valió ‘tres atados de cangrejo’, no te ha hecho nada. Ninguna de las cuatro balas te ha afectado órganos vitales, pero eso sí las tetas te van a quedar con cicatrices. Saldrás caminando de aquí...

Por 40 días estuvo en el centro de salud, le reconstruyeron la muñeca izquierda, le pusieron clavos y placas en su antebrazo derecho. Pasó un año en rehabilitación para recobrar la movilidad de sus extremidades superiores.

Conflictos y el cambio...

Luego de recuperarse, siguió en la venta de drogas, pero esta vez lo hacía acompañada de su actual esposo, Christian Benavides, con quien tiene 11 años de relación. Como ella no quería que la vieran ‘camellando’, decidió laborar de 20:00 a 03:00, pero este horario no era del agrado de su cónyuge, con quien empezó a ‘pitearse’.

Estos conflictos la agobiaban. Un día pasó por Sucre y la 13, y entró a la iglesia Fuego Purificador, escuchó el sermón que -asegura- la impactó. “Sentí una paz, no quería salir de allí. Fui un día, después otro. Mi marido me decía que para qué iba si volvería a fumar, beber y pelear. Desde entonces dije ‘voy a dejar esta vida’ y gracias a Dios llevo seis años en sus caminos. No soy perfecta y cometo errores, pero Él me lleva de su mano”.

Con su cambio, Christian se impresionó y quiso ir con ella al sitio que la transformó, desde ese día él también sirve al Señor (2015). “Jesús salvó nuestro hogar, hoy tenemos dos niños de 9 y 7 años”.

Con los hermanos de su iglesia Renovación salen a las calles a predicar. El nombre de su ministerio es Operación rescate.Christian Vinueza/EXTRA

Operación rescate

Este es el nombre del ministerio en el que Lorena y Christian sirven hace un año. Junto a hermanos de su iglesia Renovación (sur de Guayaquil), salen 4 días a la semana a predicar en las calles, debajo de los puentes, en centros de rehabilitación, donde los inviten.

Todos salieron de la Gumarra y fueron consumidores, solo Lorena traficó drogas.

“Nosotros vamos donde las papas queman, donde ni la Policía quiere ir, vamos a nuestro barrio y donde nos conocían por nuestro pasado oscuro, la 22 y Ayacucho; 19 y Alcedo; 34 y Capitán Nájera, Cristo del Consuelo; la entrada de la 8 y otras zonas. Somos como David que se enfrentó a Goliat, nuestro gigante es la droga, y será vencido por Jesús”.

El taxista y la perfumista

Christian ‘taxea’, así se gana la vida. Su esposa le ayuda vendiendo comida en el sector en el cual vive, Ciudad de Dios; asimismo es una química empírica, hace versiones de perfumes, cremas, gel de ducha.

“Como en España aprendí a ‘cocinar’ la droga, también me enseñaron a falsificar fragancias y ‘amagaba’ que eran originales (Versace, Dior, Carolina Herrera, entre otras). Acá los hago, los vendo a 5 dólares y les digo que son ‘cohetes’”.

Lorena indica que sus esencias son ricas, pero más fragantes son las oraciones que eleva al Señor.

“Lo primero, desear el cambio”

Sí es posible la transformación y dejar la vida de antes. Lo primero que debe pasar es anhelar ese cambio y mostrar una actitud favorable ante él.

En psicología clínica utilizamos test que pueden medir la etapa en la cual se encuentra la persona con relación al cambio, el cual se da por un arrepentimiento. También trabajamos con la terapia cognitiva (renovación de pensamientos) y conductuales (nuevos hábitos y comportamiento), sostiene la psicóloga clínica y orientadora familiar Miriam Florencia.

“Jesús es quien transforma”

La Biblia dice que si uno está en Cristo es nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Esto significa que sí se pueden dar los cambios radicales, dependiendo del trasfondo de la persona. Esto sucede cuando una persona se acerca a Dios y le da el gobierno de su vida.

Miles de personas dieron un giro de 180 grados, siendo una lacra para la sociedad, por así decirlo, hoy muchos son pastores y ministros, indica Rafael Caicedo.