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Judicial
Víctimas de violación convivían con el enemigo
Doce denuncias de agresiones a niños de entre 10 y 12 años investiga la Fiscalía en Balao, Guayas. Los agresores pertenecerían al entorno familiar.
"Mami, ya no soy virgen...”, fue la confesión que estremeció a una mujer mientras caminaba con su hija, de 12 años, de la mano, la mañana del lunes 20 de septiembre. Ellas se dirigían a un dispensario porque la niña no soportaba un dolor en la zona abdominal y había pedido que la llevaran a un médico, pero ese no era el único motivo de su queja: buscaba sentirse libre, fuera de casa.
La madre, desconcertada, le preguntó: “¿quién fue?”. La respuesta fue contundente. Solo dio un nombre, el de su agresor: fue el padrastro. Es por eso que no quería estar en aquel inmueble, porque tres días antes había sido víctima de violación.
“La agresión ocurrió el viernes 17 de septiembre, por la mañana. Ese día lo ocultó, al igual que el sábado y el domingo, pero el lunes reveló su malestar y cuando se alejó de ese sujeto pudo expresar su verdad”, relata el padre de la perjudicada.
Al llegar a un centro médico, los galenos recomendaron a la madre que acudiera a la Fiscalía, porque la situación era delicada. Y así fue. La señora no perdió tiempo y caminó hasta el despacho local del Ministerio Público, en el cantón Balao, en Guayas.
“Actué de inmediato, porque sino me hubiera convertido en una cómplice”, dijo con firmeza la progenitora, mientras esperaba su turno para rendir una versión, la mañana del 29 de septiembre, como parte del proceso que se abrió en contra de su última pareja, quien está en prisión.
El individuo fue detenido el mismo día del testimonio de la afectada. La madre recuerda que esa jornada fue extenuante y que incluso no pudieron comer, porque se la pasaron realizando exámenes a la niña, trámites y diligencias para que se girara la boleta de captura en contra del atacante.
Todo ese movimiento se realizó en el cantón Naranjal, a una hora aproximadamente, porque en su localidad no existen unidades judiciales ni peritos. Esto lo confirma el fiscal cantonal, César Peña Morán. “Es la situación en la que debemos laborar (...). Tampoco tenemos policías de apoyo”, sostiene el funcionario, quien labora en el sitio desde septiembre y en las primeras semanas le han llegado a sus manos doce expedientes de agresiones sexuales.
“Los casos son de este año. Aún tenemos cartones llenos por revisar. Es lamentable que en todos estos hechos, con niños de entre 10 y 12 años, los agresores sean padrastros, hermanos, abuelos y tíos... Son personas del círculo familiar, ni siquiera vecinos”, manifiesta acongojado.
Peña formuló cargos en contra del padrastro por el delito de violación. “La pena es de 19 a 22 años de prisión, pero de hallar agravantes u otras infracciones de tipo penal, la sanción podría ser mayor (...). La máxima es de 40 años”, explica.
Dos años de tortura
A 14 kilómetros de la localidad, en la parroquia rural Tenguel, de Guayaquil, otra niña de 12 años sufre también por su propia historia: fue agredida sexualmente durante dos años, también por su padrastro, quien en la actualidad circula campante por las calles del pequeño poblado guayasense.
El fiscal Peña asegura que se encuentra en trámite la obtención de una boleta de captura.
Mientras tanto, la pequeña y su mamá lidian con el dolor. “Mi hija no es la misma. Siento que no la puedo dejar sola, porque me necesita, aunque la situación es complicada, porque soy quien mantiene la casa y trabajo desde que ella tenía 4 años”, cuenta la mujer, quien el 2 de septiembre asentó su denuncia formal en la Fiscalía.
Ese día, la víctima decidió desahogarse y narrar el ‘calvario’ que le hizo vivir el padrastro, quien ya no habitaba con ellas, porque una semana antes había sido echado de la vivienda, porque durante un paseo en el parque la había “morboseado y tocado el trasero”, recuerda la madre.
“Vi que le pasó la mano y en ese momento pensé que él le podía hacer algo más grave y que hasta podía dejar a mi hija embarazada, pero el daño ya lo había hecho...”, rememora la señora.
Para ella ha sido muy complicado asimilar la situación, sobre todo porque a su pareja la conocía desde que tenía la misma edad de su hija, porque se criaron en el mismo barrio. “Me asombra, me admira. En toda su vida nunca le faltó el respeto a nadie. Era una linda persona. No sé por qué le hizo daño a mi hija”, se cuestiona.
La perturba también el saber que, así como cuando el agresor era un niño, nunca dejó de ir a misa cada semana durante los cinco años de relación que mantuvieron. Y ahora, aún después de lo acontecido, lo sigue haciendo, sin saber que pronto la justicia lo atrapará.
En los exámenes médico-legales realizados a la menor de edad se confirma que fue víctima de múltiples abusos por vía anal.
El 14,84 % de las violaciones, en Guayas
Las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) reflejan que entre enero y julio de este año se presentaron 2.972 denuncias por el delito de violación.
De esa cantidad, el 14,84 % corresponde a Guayas. Es decir, 441 casos.
¿Cuántos acontecimientos se han registrado en Balao? El número es desconocido. Peña detalla que en el despacho que ahora está a su cargo no hay esa información y que todavía existen “centenares de expedientes que deben ser revisados, miles de documentos...”.
Por ese motivo, el funcionario no tiene claro con cuántos hechos similares se encontrará conforme avance la inspección de carpetas. “Además, es complicado, pues debemos despachar los que hemos encontrado. Por ahora buscaremos justicia recopilando elementos para solicitar boletas de captura en todos los casos que ya conocemos”, asegura el fiscal.
Para conseguirlo, Peña ha pedido colaboración de unidades especiales de la Policía, de Naranjal y Guayaquil. Espera obtener una respuesta favorable pronto.