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Un hombre secuestrado en Imbabura cuenta los detalles de lo que vivió durante un secuestro.Cortesía Policía Nacional

Víctima de secuestro en Imbabura relata su dramática experiencia: una hora de terror

Su llegada a casa se convirtió en una pesadilla, en la provincia de Imbabura, en el norte de Ecuador. A continuación, su desgarrador testimonio

Era un día como cualquier otro para este ciudadano, quien nunca imaginó lo que estaba por suceder al llegar a su casa, en Imbabura, provincia del norte de Ecuador. En su relato, el hombre explica cómo, al aproximarse a su vivienda, fue sorprendido por unos individuos desconocidos. “En realidad, estaba llegando a mi casa y, antes de bajarme, estas personas se acercaron”, cuenta, aún conmocionado por el evento.

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El temor inicial de que le robaran su vehículo pronto se transformó en algo mucho más aterrador. Los hombres no solo se llevaron el auto, sino que también lo obligaron a subir al vehículo. La situación escaló rápidamente, convirtiendo lo parecía un robo en un secuestro.

La Policía Nacional trabaja en la localización de los involucrados en este delito.

La angustiante interrogación

El hombre detalla que fue sometido a una intensa interrogación. "Me comenzaron a indagar sobre mis cuentas bancarias, mi familia, dónde vivo", menciona. Mientras los criminales se movilizaban, durante una hora aproximadamente, la víctima no pudo evitar sentir que su vida corría un grave peligro. A medida que el automóvil avanzaba por áreas cada vez más desoladas, donde ya no había luz, el miedo crecía. 

"No sabía en realidad qué iba a pasar", recuerda con la voz quebrada. El terror de la incertidumbre lo consumía mientras sus secuestradores lo mantenían bajo vigilancia.

El inesperado encuentro con la policía

La situación dio un giro inesperado cuando los delincuentes, por razones que la víctima aún no comprende del todo, aceleraron el vehículo. En ese momento, ocurrió algo que describiría como providencial: la policía apareció en la ruta.

"Cuando aceleraron, justo ahí estaba la policía", narra el hombre, quien luego fue abandonado por sus captores. Los oficiales se acercaron al vehículo y preguntaron si él era el dueño del automóvil. "Dije que sí, soy el dueño del vehículo", cuenta. Además, comenta de su alivio, al estar sano y salvo: "Me bajé y lo más que me llena a mí es que recibí un abrazo que me confortó toda la noche".

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Este gesto, según relata, significó mucho para la víctima, quien considera esta experiencia como una nueva oportunidad para vivir. "Es una oportunidad más para saber que no estamos solos, que sinceramente hay ángeles aquí...", reflexiona. Para concluir el recuento de su experiencia, agradece el trabajo de la policía, reconociendo que, gracias a su intervención, muchas vidas son salvadas cada día.

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