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Los menores de edad cruzan la carretera con miedo de ser atropellados.HENRY LAPO

Panamericana: ¡La carretera de la necesidad!

Niños corren peligro de ser atropellados y contagiarse de COVID-19 por recibir ayuda. El MIES hace controles en los sitios donde recorren los menores.

Hay niños desde los tres años que arriesgan su vida en la vía Panamericana, que une las provincias de Pichincha y Cotopaxi, en el sector El Chasqui. Una realidad que despunta con la crisis que vive el país ahora.

Más de 80 infantes, cubiertos con un poncho o una cobija, se sientan sobre la cuneta a esperar que un buen ‘samaritano’ detenga su vehículo y se baje para darles ropa o víveres.

Los menores extienden sus manos o las juntan, como si estuvieran orando, y miran al conductor con la ilusión de que les done algo.

Pero en su intento por recibir ayuda, también exponen su vida. Y la tragedia tarde o temprano llegaría. Un menor murió el 25 de diciembre luego de que un vehículo les impactara a él y a su madre. El conductor, quien al parecer estaba ebrio, fue detenido y las autoridades aún investigan.

Ocurre porque decenas de familias salen a la carretera a buscar ayuda con sus hijos. Muchos padres de familia se quedaron sin trabajo durante la pandemia, mientras que otros dejaron de producir la tierra por falta de compradores.

Sin embargo, muchos niños no usan mascarillas y se exponen al contagio del coronavirus. Otros se salvan de ser atropellados en la carretera.

El Ministerio de Inclusión Social indicó que en el país existen 33 mil niños en situación de calle.

Olga Toapanta madrugó ayer, desde Aloasí, para llegar al sector y conseguir algo de comida. La mujer fue junto a sus tres hijos. Cuenta que su esposo falleció hace poco y que se quedaron sin el sustento para el hogar. “No venimos a robar, solo buscamos un pan para nuestra mesa”, aseguró.

Hasta las 10:00, la señora recibió un par de libras de arroz y azúcar. Luego recorrió la carretera para buscar más ayuda.

Militares fueron llamados para controlar las aglomeraciones en este lugar.HENRY LAPO

AYUDA SOCIAL

A dos kilómetros de ahí, María espera sentada junto a su hijo, de tres años, y su abuelo. La mujer dice que se enteró del fatal accidente de tránsito y decidió llevar a su pariente para que cuidara del pequeño mientras ella corre entre los vehículos en busca de donaciones.

Durante 30 minutos, la madre, de 21 años, se acercó a cinco automotores para recibir algo, pero llegó tarde. Otras familias con necesidades se llevaron todas las compras.

"Trabajo en la agricultura, pero desde que se murió mi esposo no nos ha ido bien económicamente”Olga Toapanta. Madre de familia. 

Funcionarios del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) asistieron a la joven. Le indicaron que la actividad que está realizando es riesgosa. Ella dijo que no tiene dinero y que no recibe el bono. Uno de los servidores públicos le pidió su número de cédula para constatar la información y confirmó que la fémina no está en el listado de personas que reciben la ayuda gubernamental por la crisis de la pandemia.

“En mi barrio (Santa Lucía) vivimos en miseria. Necesitamos ayuda urgente”.

Funcionarios gubernamentales dialogaron con los más necesitados para buscar soluciones a su problema.HENRY LAPO

CONTROLES Y PLANES

Elizabeth Tipán viajó desde el sur de Quito hasta este tramo de la carretera para entregar fundas de caramelos y brindar un refrigerio a las personas necesitadas.

Mientras la mujer entregaba sánduches con cola, se aglomeraron decenas de niños a su alrededor. En ese momento, el teniente Bryan Soto, del Ejército, le recomendó que dejara la ayuda en unas carpas que fueron instaladas en varios tramos de la carretera.

El oficial explicó que de esa forma se evitarían accidentes de tránsito y la propagación del coronavirus entre los menores de edad. “Hay personas que hacen caso, otras se ponen groseras”, señaló.

Para advertir a la ciudadanía sobre los riesgos de exponer a los niños a prácticas de mendicidad, el MIES y otras entidades implementaron campañas de sensibilización. El objetivo es impedir que los menores sean utilizados para pedir dinero y regalos en las vías.