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Tradicional. Carlos González continuaba ayer la pintada de pequeños muñecos tradicionales, que también son vendidos por su bajo precio.JUAN FAUSTOS SANDOVAL

Venta de monigotes se puso 'turra' tras anuncio del COE

Los artesanos muestran indignación y preocupación por la prohibición de la quema del ‘año viejo’. El Municipio de Guayaquil espera recursos para cumplir disposición

Indignados, preocupados,   angustiados. Así se muestran los artesanos de la calle 6 de Marzo, tras el anuncio que hizo el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional (COE) que, entre las últimas medidas que adoptó por un aumento sostenido de la COVID-19 y la confirmación de la variante ómicron en el país, prohibió la quema de monigotes, una tradición ecuatoriana con la que se despide el año, cada 31 de diciembre.

Hasta hace una semana, los comerciantes se mostraban esperanzados en que las ventas de ‘año viejo’ se dispararían desde el 15 de diciembre, como la oportunidad que muchas familias del sector esperaban para mejorar sus economías, que se vio afectada por la pandemia en 2020.

A inicios de esta semana, la  compra de ‘años viejos’ repuntaba para tranquilidad de los artesanos; sin embargo, tras el anuncio del COE, desde la tarde del martes se fueron a pique. “En días comunes, se venden 10, 15, 20 monigotes, hoy (ayer, miércoles) no hemos vendido nada”, aseguró Eduard Salazar Soto, un tecnólogo mecánico industrial, que hace cuatro años se dedica a la labor ante el recorte de personal que se dio en el colegio que laboraba como docente.

Los monigotes gigantes son ofertados entre 120 y 90 dólares. Los comerciantes temen perder la inversión.JUAN FAUSTOS SANDOVAL

“Estamos preocupados (...) somos más de 5.000 personas que nos dedicamos a esto (...) las ventas han bajado (...)”, corroboró Carlos González, quien considera que la medida se puede revertir para evitar que quiebren. “La gente ha venido paulatinamente a comprar, no se dan aglomeraciones, no sé por qué ahora no permiten la quema”, insiste el artesano, quien tiene más de 22 años en la 6 de Marzo.

Igual que Salazar cuestiona que se prohíba una tradición, cuando antes se ha dado permiso a conciertos, partidos de fútbol y otros eventos masivos.

“Nosotros vivimos de esto, no es solamente un mes”, gritó indignado Milton Morán.    Sostiene que hay compañeros que empiezan desde enero y “con la misma plata le dan la vuelta” para confeccionar los monigotes.

La prohibición no solo afectaría sus economías, sino el poder enfrentar los préstamos que algunos realizan, incluso con chulqueros, para poder comprar la materia prima, según dice Salazar, quien asegura que prefiere guardar sus muñecos y no rematarlos como lo propuso un compañero.

“El año pasado salimos a pérdida porque los muñecos de 2,40 metros que estaban a 80, 90 dólares, se los tuvo que vender entre 30, 40 dólares”, recuerda.

Ayer, pocos compradores recorrían para adquirir un monigote en la 6 de Marzo.JUAN FAUSTOS SANDOVAL

El COE Cantonal resolvió que sobre la quema de monigotes, “se cumplirá, en la medida en que el COE Nacional asigne los recursos humanos, logísticas y financieras a las entidades de control respectivas, para el monitoreo de 600.000 predios en la ciudad de Guayaquil”.

En respuesta a un pedido de este diario, realizado antes de la disposición del COE Nacional, Daniel Rodríguez, director de Justicia y Vigilancia (e), manifestó que ya se han establecido directrices por parte de la Municipalidad de Guayaquil sobre la quema de los ‘años viejos’. “Esta regulación se toma por los perjuicios que la quema podría ocasionar en áreas adoquinadas, jardines y en proceso de regeneración urbana; en el carril especial de circulación de la Metrovía. También en calles, avenidas y calzadas asfaltadas en razón de los daños que se producen en el asfalto”.

Recordó que la Municipalidad exhortó a la ciudadanía a acatar las disposiciones que emitió el COE Nacional, en 2020, con la finalidad de cuidar la salud de seres queridos, vecinos y demás ciudadanos.

El funcionario anunció para este año operativos de control tanto por la quema como por las    aglomeraciones de personas, respetando las disposiciones que en torno a esta actividad se emitirán. Además de los controles por medio de las cámaras de videovigilancia de la Corporación para la Seguridad Ciudadana.

Acompañado de su esposa, suegra e hijos, Andrés Moreira destacó que lo más vendidos en este año son los muñecos grandes, como los de Calamar, que oscilan en 180, 90 dólares. Lo que sale del presupuesto de Grecia Galarza, quien buscaba dos muñecos por el precio de uno, pero pequeños, para continuar con esa tradición familiar, en unión no solo de sus seres queridos, sino de    vecinos, con quienes espera “que cambien las cosas”.

Igual anhela Ana Murillo. “De esto vivimos, son 15 días nada más que uno sale a vender. Estamos sacando hasta los viejos que guardamos el año pasado”, comenta la madre con la mirada fija en el cielo y el ruego a Dios para que los ayude.

En días comunes, se venden 10, 15, 20 monigotes, hoy (ayer, miércoles) no hemos vendido nada (... ) es algo decepcionante (...) me parece algo injusto esta prohibición.

Nos afecta bastante porque hacemos esto todos los años e invertimos, de esto vivimos. Son 15 días que salimos a vender (...) ya estamos con vacuna, protegidos. Esto es político.

EL JUEGO DE CALAMAR DESPLAZA A POLÍTICOS

Calamar. Los monigotes que más llaman la atención y que, hasta el martes se vendían como pan caliente en la calle 6 de Marzo, son los del Juego de Calamar (los soldados y la muñeca).JUAN FAUSTOS SANDOVAL

En medio de la subida de precios de materiales, los artesanos buscan ofrecer lo que consideran la temática del año. Esta vez, la mayoría ha optado por la confección de la muñeca y los soldados del Juego de Calamar, una serie que se transmite por Netflix. Aunque pocos conocen su origen y simbolismo, la consideran como el ‘año viejo’ del 2020.

“Esa es la temática junto con los soldados de Calamar, porque las personas que han visto la serie la trasladan a la época de la infancia, el juego de la bolicha, la rayuela, lo que hace es despertar lo que se está perdiendo en la actualidad por el celular, que son chicos virtuales”, contextualiza Eduard Salazar. Lo que es corroborado por Andrés Moreira, quien lleva 7 años en el oficio. Agrega también como temática a la Casa de papel, que ya ha vendido. Este año no ha confeccionado a políticos porque asegura “no llaman la atención, aunque da ganas quemarlos”.