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Los ‘vecis’ ofrecen desayunos variados y no tan caros para los asambleístas
Un contrato de eventos generó polémica por los altos precios que manejaba el Parlamento y el proceso se suspendió. Las huecas esperan dar el servicio
Alrededor de la Asamblea Nacional, en el centro-norte de Quito, hay una variedad de locales. La mayoría de comidas que, además, no pasan de los cinco dolaritos.
Los ‘vecis’ de las huecas que han existido por años en la zona invitan a los ‘honorables’ asambleístas a degustar sus productos con mucho menos presupuesto del que se tenía previsto en un proceso contractual de logística para eventos y reuniones que ha generado polémica en redes sociales.
En ese servicio de ‘jama’ figuran, por ejemplo, desayunos entre 15 y 24 dólares; almuerzos de 12 a 45 dólares y cenas entre 31 y 50 ‘latas’.
“Acá lo más caro cuesta tres dólares, que es el plato completo”, dice Rosa Álvarez, dueña de una picantería ubicada a 150 metros del Legislativo.
El negocio tiene más de 10 años en la zona y su ají lo ha vuelto famoso en la ciudad. “Empezamos con mi mamá, también han venido asambleístas, aunque pocos”, agrega.
El platillo lleva papas con cuero, librillo, aguacate, tostado y fritada. Hay otros que tienen mellocos y habas. “Son productos variados y nutritivos”, comenta Rosa.
Sobre la calle Clemente Ponce, junto a la Asamblea, hay de todo. Armando Caz amasa las empanadas de viento para servir a sus comensales. “Esto con morocho cuesta 1,75 dólares”, explica.
A la fritura le agrega “harto queso” para que los clientes “no vayan hablando que son de viento nomás”, bromea.
Este local que queda a unos 130 metros del Parlamento cerró por la pandemia, pero en cuanto anunciaron el retorno paulatino del trabajo presencial, Armando retomó las ollas y se buscó otro local para reactivarse. “No sabemos qué clase de servicio será (el del contrato) para que cueste tanto. Aquí si subimos un dólar ya no vienen”, comenta.
La zona poco a poco ha recuperado el bullicio con notarías, oficinas de abogados y funcionarios legislativos que a media mañana buscan algo para ‘picar’.
Andrea Alomía, dueña de un restaurante, ve el regreso de esta dinámica con optimismo. “Puedo decir que los asambleístas vienen seguido y buscan lo más barato”, relata.
Ella prepara tortillas y empanadas de verde. Almuerzos con cinco variedades de segundo y dos opciones de sopas. Hasta postre solo por 2 dólares.
Ella cree que si bien “hay que regular estos contratos”, tampoco se puede satanizar a todos los ‘honorables’. “Quizá si compran para todos ya les tocará comer”, expresa.
El cuestionado contrato fue firmado el 10 de septiembre y el 20 algunos funcionarios administrativos de la Asamblea explicaron que esos costos incluyen el servicio, montaje, sillas, transporte y menaje.
Según Guadalupe Llori, presidenta de la Asamblea, hubo desinformación en redes sociales. Dijo que el contrato fue realizado por funcionarias de la administración pasada. Aún así suspendió la ejecución del contrato. Algo que para los ‘caseros’ de los alrededores suena esperanzador, porque al menos a ella no la han visto por ahí. “Que venga nomás, que se le atenderá bonito”, concluye Rosa.
Todo depende del evento
María Alejandra Larrea, organizadora de eventos y catering, comenta que es importante tomar en cuenta los detalles de estos contratos.
“Todo depende de los eventos que se realizan. Hay veces en las que nos toca llevar hasta las mesas y las sillas”, explica.
Sin embargo, enfatiza que también se trata de negociar, pues los contratantes son quienes pueden decir el presupuesto que manejan para los eventos.
“Incluso depende de si quieren comida fría o caliente. Si es lo segundo cuesta más porque implica más logística”, señala la empresaria.
Es decir que las cotizaciones sí incluyen este tipo de detalles de logística, menaje, meseros y hasta los manteles.
“No es lo mismo un almuerzo campestre que una comida de directorios”.