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Luz América pedía que la atiendan sin turno, pues no tiene acceso a internet o teléfono.ANGELO CHAMBA

Vacunas COVID-19: ¡ruegan por una dosis!

Algunos no tienen acceso a teléfono e internet y los que tienen corren el riesgo de perder su turno porque no les llegó el mensaje de confirmación. 

Las filas disminuyeron en los sitios de vacunación contra el COVID-19 en la capital, aunque la desesperación por acceder a una dosis fue la misma.

Ayer, Luz América Llumiquinga madrugó desde su casa en La Forestal, en el sur, hasta las instalaciones del colegio Luis Napoleón Dillon, en el norte, para rogar por una vacuna. Llegó sin turno, con una cédula sin firma, pues no aprendió a leer ni a escribir.

La mujer, de 70 años, lloraba junto a la puerta, lamentando que “nadie me quiere ayudar y no sé cómo sacar un turno”. Ella ni siquiera tiene un teléfono celular.

Los encargados solo le repetían que sin el mensaje de confirmación no podía pasar, a pesar de que horas antes sí hubo gente que sin cupo se vacunó. Uno de los funcionarios del sitio confirmó que se había usado una cantidad de dosis, de los que no llegaron, para inyectar a las personas que madrugaban, pero Luz no tuvo suerte.

“Tuvimos aproximadamente 100 dosis que usamos, pero ya no podemos dar más”, dijo aquel miembro del Ministerio de Salud.

Luz América pedía que la atiendan sin turno, pues no tiene acceso a internet o teléfono.ANGELO CHAMBA

Tuvieron que esperar

La adulta mayor llegó al colegio Dillon sola porque “todos mis hijos trabajan”. Cerca de ella hubo otras personas de la tercera edad que se cansaron de esperar por la confirmación y fueron a ese recinto para que los atendieran.

A diferencia de Luz, muchos fueron acompañados por sus hijos o algún familiar. “Ya estamos aquí con personas con Parkinson y Alzheimer. Por favor que nos atiendan”, reclamó Amparo Moya, quien acompañó a su padre y a su tío, gemelos de 76 años.

Ambos abuelitos, como la mayoría de personas que fueron al centro educativo, se resistían a irse. “Hemos esperado demasiado, y no nos llega el turno”, rogaba Amparo.

Luz América, en cambio, reclamó además que no había un orden, que en principio le dieron esperanza de ser atendida, pero que luego solo le mandaron a inscribirse en una computadora, que no tiene.

“Aquí están pasando los amigos o familiares de los doctores, los hacen pasar solo con la cédula”, gritó indignada.

Pasaron las 13:30 y Luz decidió quedarse al menos una hora más junto a la puerta del colegio, para ver “si alguien se compadecía de su situación”.

No les llegó el mensaje

El problema se repitió en otros sitios como en el colegio Central Técnico, también en el norte, donde se atendió a los pacientes y sus familiares que no recibieron el mensaje de confirmación.

“Yo me enteré ayer (miércoles) que el martes mi mamá ha tenido turno, pero nadie me avisó”, dijo Galo Andrade, quien llevó a su abuela de 80 para ver si la atendían.

Al ver la indignación en redes sociales, Galo revisó la página web del ministerio: su turno ya había pasado, era para el 6 de abril. “No es que no hayamos querido venir, sino que no nos avisan”, insistió.

Como él, al menos cinco familias más fueron a ‘probar suerte’ por una vacuna. Los atendieron, aunque el proceso les tomó al menos tres horas.