Enfermos, guardias, médicos y hasta los comerciantes se quedaron sorprendidos por el ajetreo que se vivió el domingo 20 de febrero en el hospital del IESS de Quevedo.

A dos cuadras de allí, en las calles Patria y Nueva Esperanza, de la parroquia 24 de Mayo, se había registrado una mortal balacera,  y los heridos fueron llevados a esa casa de salud en carros, motos y hasta en hombros por sus familiares y amigos.

Al final, la refriega dejó tres muertos, identificados como; Oscar Eduardo Arauz Quimis, de 29 años, Geovanny Steven Quintana Litardo de 22, quienes poseían antecedentes delictivos. La otra víctima mortal es Franklin Rogelio Quintana Arauz, de 43 años.

El suceso se registró a las 18:00 del domingo. Desde la escena de los crímenes hasta el hospital del Seguro se sembraron rastros de sangre de los baleados, que provocaron gritos, lamentos y hasta rezos y oraciones al cielo por parte de la muchedumbre. En fin se vivió una verdadera conmoción.

Los comercios empezaron a cerrar sus puertas por temor de que corra más bala y algún inocente salga involucrado en el caso.

Tumultos en el hospital

Algunos familiares de los baleados ingresaron al hospital y pedían a los médicos que les salvaran sus vidas. Hubo hasta agresiones verbales contra de los guardias de la casa de salud. Todos querían entrar y acompañar a sus heridos.

La Policía llegó al Hospital brindar el resguardo necesario y empezar a desalojar a la multitud.

Una joven de 28 años, identificada como Joselyn Ramos, también resultó herida en la balacera y fue atendida de forma inmediata para precautelar su vida.

El ambiente se puso tenso en el sitio y, al parecer, los familiares de los fallecidos no entendían razón alguna por lo que reclamaron a la Policía. Los uniformados  debieron esparcir gas lacrimógeno para controlar la situación.

Celebraban el cumple

Todo había comenzado en un pequeño patio delantero de una casa, donde estaban los ahora fallecidos celebrando el cumpleaños de una joven pariente. Allí llegaron los matones.

Testigos vieron cuando una camioneta de color blanco, doble cabina, llegó al sitio y de ella  se bajaron dos personas abrieron fuego.

Entristecida y con el mundo encima, Gardenia Cecilia Litardo Tarira,  relató a la Policía que su hijo, Geovanny Quintana, estaba bebiendo licor desde el día sábado por el cumple de su prima.

Al ocurrir el tiroteo, ella intentó reanimar a su hijo, quien, a la postre, falleció en el hospital.

La vivienda de los afectados se encuentra a unos cuantos metros del destacamento del Grupo de Operaciones Especiales (GOE), pero al parecer a los sicarios no les importó nada de eso.

Hasta este momento, La Policía no se ha referido a este triple asesinato, sin embargo, sus agentes realizaron las respectivas pericias para determinar las motivaciones de estas muertes.

Quevedo, y particularmente su parroquia 24 de Mayo, se han convertido últimamente en un sitio violento e inseguro, donde las balaceras son cosa de todos los días.