Exclusivo
Actualidad
El drama desconocido y los minutos de terror de la tragedia en la Playa Delfín
Matías, Dasha y Kylie fueron las víctimas de un deslizamiento de tierra en el balneario. Según los comuneros, ellos habían llegado a festejar un cumpleaños
Las zapatillas de Matías fueron recogidas por los comuneros de Playa Delfín, balneario de la provincia del Guayas, varias horas después del trágico suceso en el que fallecieron él y dos niñas: Dasha y Kylie, de 9 años y 1 año y 10 meses, respectivamente.
El calzado azul, de plástico y con dibujos, fue recogido por los habitantes en su última incursión de la tarde, justo antes de que suba completamente la marea y se lleve con ella todo lo que el grupo en el que paseaban los menores había llevado para pasar la tarde.
(Te invitamos a leer: Caso Hernán Mendoza: dos hombres más fueron vinculados)
Los moradores veían los zapatos y recordaban cómo habían sido los minutos de incertidumbre en los que trabajaron para sacar a las víctimas del deslizamiento de tierra que dejó cinco personas enterradas la tarde del lunes 11.
“Una niña que andaba con ellos, de unos 12 años, llegó corriendo a mi ventana a pedir ayuda. Ella dijo: ‘Ayúdeme, mi familia quedó enterrada allá abajo’ y salimos corriendo a ver qué sucedía”, relata Narcisa Zambrano, quien reside a pocos metros de la bajada a la playa, que ha sido destruida tres veces por la fuerza del mar.
La mujer acudió al llamado de la menor junto con su esposo, su hermana Janeth y su cuñado. “Vimos que una señora estaba atrapada entre las piedras. Tenía una roca grande en el pecho y con miedo la intentamos quitar, para no causarle más heridas. Lo único que se le veía era la cabeza”, detalla.
Su hermana Janeth, quien solo estaba de visita, también intervino. Ella no debía hacer movimientos fuertes, pero pudo más su deseo de ayudar a rescatar a las víctimas.
“Yo estoy recién operada de un tumor en el abdomen y cuando intenté agarrar la primera piedra, sentí que la herida se me abría... El dolor era mucho, pero más me pudo el ver a la señora así”, dice.
¡Se encomendó a Dios y lo reanimó!
A los pocos minutos del primer rescate, un niño de entre uno y dos años de edad también fue encontrado en medio de las rocas. Janeth tomó enseguida a la criatura y, al notar que todavía tenía algo de pulso, le dio respiración boca a boca con desesperación y nerviosismo.
“Tengo experiencia en enfermería y sé de primeros auxilios. Hasta reanimación cardiopulmonar (aplicación de presión rítmica sobre el pecho de una persona) le di”.
Janeth se quiebra completamente mientras le cuenta a EXTRA lo ocurrido. Llorando añade que en ese momento le rogó a Dios que le dé la sabiduría necesaria para ayudar al pequeñito. “Fueron segundos en los que sufrí tanto. Yo perdí a un hijo de nueve años que se me ahogó en un río y esto me recordó ese momento”.
Luego, en medio de los gritos de los comuneros, todos intentaron levantar los escombros y recuperar a dos niñas más, que la adulta dijo que se encontraban allí. “Ya no había nada que hacer por ellas, por eso me concentré en el bebé”.
Y su esfuerzo tuvo un buen desenlace. El niño, asilado en un hospital de Guayaquil, se encuentra estable, contó Alexandra España, allegada del menor.
(Esto también te puede interesar: En Quito van 45 ataques de perros en lo que va del 2024)
Sin embargo, de Matías (12), el último en ser rescatado, una vez que había entrado en acción el Cuerpo de Bomberos, solo se encontró su cadáver. “Él había caído boca abajo”, precisa Narcisa.
En el momento del accidente no había más familiares en los alrededores, ya que el grupo había llegado desde Guayaquil en una mini van. “Trajeron comida en una olla, una carpa, una cobija y el carro lo dejaron parqueado cerca del camino de acceso a la playa. Tal vez si la niña de 12 años no se salvaba, nadie se enteraba de que ellos estaban allí. Ella dijo que se había salvado porque alcanzó a correr”, comenta uno de los residentes.
Pero pasadas las 17:00 arribaron al sitio la tía de Matías, Rocío España, y el padre de Dasha y Kylie, quienes en el momento en que se encontraron con Narcisa y Janeth, que prestaron teléfonos para que se comunicaran con ellos, se abrazaron y lloraron.
“Mi hermano, el papá de Matías, falleció hace cinco años”, le relató Rocío a Narcisa mientras le mostraba un video recordando a su sobrinito.
Ellos rápidamente salieron del sitio, pues los cuerpos de los menores fallecidos ya habían sido embarcados en un vehículo de Medicina Legal. Hasta el cierre de esta edición, un familiar contó a EXTRA que estos fueron retirados del Laboratorio de Ciencias Forenses de la urbe porteña y que estaban siendo velados en la comuna La Calmosa, en el kilómetro 20 de la vía a la costa.
Para los comuneros, no había explicación a lo sucedido. Lo veían como una situación surreal. “Se perdieron tres vidas en un momento que se suponía era de esparcimiento. Nos duele a todos, a pesar de que no los conocíamos, porque también somos padres”, menciona un extranjero que reside en el sector.
Sin ingresos por baja actividad turística
El temor no acaba con lo ocurrido, pues más vidas se encuentran en peligro y no precisamente por el delfín gigante que se encuentra a un lado de la playa.
En el sitio, en el 2015, Efrén Flores, quien regía el cabildo de la comuna hasta hace dos años, propuso la construcción de la escultura de 80 metros de largo por 10 de alto. “Ese es el ícono del turismo en esta playa, pero no se hizo ningún tipo de planificación o análisis de si el terreno estaba apto o no”, indica Narcisa Zambrano.
Ella menciona esto último debido a que toda la extensión del acantilado que protege la playa se encuentra en grave peligro de venirse abajo de un momento a otro. “Los socavones son usuales aquí. Hace cuatro años llegué de Venezuela a Ecuador y en ese tiempo esta parte (señalando una zona de la formación rocosa que ya no existe) era una cancha para jugar vóley”, comenta José Zambrano.
Él, con mucho pesar, mira lo que queda de playa y lo rápido que ha avanzado el mar, al punto de “tocar la nariz del delfín con las olas”, que nunca había visto que suceda. “Este es un paraíso escondido, pero veo que está por perderse (...) Aparte de las vidas que están en riesgo, algunas viviendas (como la de Narcisa) y negocios se ubican al filo izquierdo, y se pierde el mayor ingreso de la comuna, el turismo”, asegura.
José manifiesta que estas cabañas de comida y descanso se encuentran sobre una zona peligrosa.
El encargado de un comedor, que tampoco quiere identificarse, asevera que en la temporada de 2023 ya se sintió la baja afluencia. “Estamos 2024 y sigue... y ahora peor”.
Por otro lado, los moradores en conjunto reflexionan en que el accidente no se pudo haber evitado, ya que no existe ningún tipo de señalización de ‘peligro’ en el sitio.
El delfín no se va, dice Municipio
José Zambrano también comenta que una pared de contención fue construida pero ya se la ha ‘llevado’ el mar. Y, al igual que la pared y la escalera en la que se descendía al balneario, ve irse con el mar sus ingresos. “Con esta noticia vendrán menos turistas de los pocos que nos quedaban. No habrá cómo mantenerse”.
El Municipio de Guayaquil, en competencia de la zona, no contestó la solicitud de información de diario EXTRA sobre la supuesta falta de señalética, que mencionaron algunos residentes.
Sin embargo, Álex Anchundia, director municipal de Gestión de Riesgos, comentó que “la escultura del delfín se conservará reforzando las bases” y que “las cabañas a un lado del acantilado serán reubicadas”. Adicional, él mencionó que se estudia la posibilidad de que se construya un rompeolas.
¿Quieres leer más contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!