En menos de tres años, doña Susana Rosado ha perdido a dos de sus ocho hijos. El primero falleció a causa de la ingesta de alcohol adulterado, mientras que el segundo, Richard Édison Peña Rosado, se convirtió en víctima de la violencia que azota a Guayaquil.

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Richard, de 54 años, estaba sentado junto a un grupo de vecinos y amigos en una esquina cercana a su domicilio, en las calles 40 y Francisco Segura, en el suroeste de la ciudad, cuando llegaron cuatro sujetos a bordo de un vehículo y los amenazaron con un arma de fuego, para robarles sus pertenencias.

Según relataron los vecinos, Peña puso resistencia y forcejeó con uno de los delincuentes, quien no dudó en dispararle. El tiro le causó la muerte. En el hecho, otro morador resultó herido.

“Se había ido la luz por culpa de los apagones, así que paramos la partida de vóley. Nos sentamos a conversar en la esquina, como de costumbre, cuando llegaron los delincuentes. Richard no se dejó robar. El otro vecino recibió un disparo porque intentó escapar al ver a los delincuentes y corrió. Le dispararon por la espalda”, comentó -aún asustado- un lugareño.

Otro morador aseguró que no es la primera vez que los pillos aprovechan de la oscuridad para asaltar a los habitantes. “Ya no podemos estar tranquilos. Incluso, horas antes, también robaron en una tienda del sector. Vivimos en zozobra. Esta vez, un vecino pagó con su vida”, lamentó.

Richard tenía tres hijos, era el mayor de ocho hermanos y trabajaba como albañil. Había salido de su casa dos horas antes del ataque, para ver los partidos de vóley y luego se sentó a conversar.

En el lugar de los hechos, los moradores colocaron ayer una vela, en señal de luto por la inesperada partida de su amigo y vecino.

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