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María (de pie), acompañada de sus tres hijas quienes son personas con discapacidad, observa la fotografía de su amado Joaquín.CARLOS KLINGER

La tragedía de la familia de Joaquín, el niño víctima de la matanza en Guayaquil

Familiares del menor tenían la ilusión de que, al crecer, él trabajaría para colaborar con gastos del hogar. Sus ñañas necesitan ayuda

El dolor por el asesinato de Joaquín es otra de las desgracias que consume a la familia Pérez Catagua. Antes de que a tiros le arrebataran al menor de sus cinco hijos, la mañana del 7 de septiembre en el Guasmo, María ya vivía una tragedia. Tres de sus retoños son personas con discapacidad intelectual y para solventar sus gastos de salud y comida trabaja como empleada doméstica.

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Sin embargo, el hecho de que le asesinaran al hijo en el que había depositado su esperanza para darles un mejor futuro a sus ‘niñas’ mayores, hace más difícil sobrellevar la carga que la consume desde hace más de dos décadas, cuando le diagnosticaron deficiencia mental a la mayor de sus descendientes.

"No quiero que quede impune, una cosa es escucharlo, pero vivirlo es muy duro, a mi sobrino le dieron 37 tiros".Álex Pérez, tío de Joaquín

“Todo ha sido difícil para mí, primero fue mi hija mayor, luego la que le sigue. La tercera, gracias a Dios, no tiene problemas, pero la cuarta también padece de retraso. Con la muerte de Joaquín me quitaron la esperanza de darle un mejor porvenir a sus hermanas”, contó la señora, mientras con tristeza observaba la fotografía de quien fue su único hijo varón.

62 indicios balísticos encontraron agentes de Criminalística en el lugar de la matanza. Utilizaron pistolas y fusiles.

El día de la matanza, el niño le brindó una colita a su hermana seis años mayor a él. Se la dio y volvió a salir.CARLOS KLINGER

Shirley (27 años), la hermana mayor de Joaquín, tiene discapacidad intelectual del 60 por ciento, su ñaña Jazmín (25), del 80 %, y la más pequeña, Lexy (17), del 30. Además, por un accidente casero, ella también perdió la visión de su ojo derecho.

La mañana de masacre en la que además de Joaquín, quien el pasado 28 de junio cumplió 11 años, también mataron a otras tres personas, uno de ellos con antecedentes penales.

Otras seis personas resultaron heridas, entre ellas dos menores de edad. Los asesinos llegaron en dos carros y cuatro motocicletas y utilizaron armas tipo fusil y pistola. Ocurrió en la cooperativa Guayas y Quil 2, en el Guasmo sur porteño.

Jhon Jairo Ceme Peña fue detenido tras caer de la moto en la que huía. Le ordenaron prisión preventiva por asesinato.

Liliana, la abuela materna de Joaquín, recordó que cuando el niño llegó de la escuela donde cursaba el quinto de básica, ella le pidió que no saliera de casa y que se acostara a dormir. “No me hizo caso, fue a la tienda a comprar dos colitas de 25 centavos, una para él y otra para su hermana mayor. Luego se sentó en la vereda y fue justo en ese momento en que se produjo esta matanza que nos quitó a nuestro niño”, lamentó la adulta mayor, quien por un problema de salud, permanece en una silla de ruedas. (AEB)

En este lugar quedaron los cuerpos del menor de edad y de otras dos personas.CARLOS KLINGER
  • El presunto ‘blanco’ se salvó de morir

Álex Pérez, tío del menor de edad asesinado, contó a EXTRA que el presunto objetivo de los criminales, sería un vecino que residía a tres casas de su vivienda y quien, luego de la matanza, ‘escapó’ del lugar escondido en la cajuela de un carro.

“A la persona que llegaron a atentar no murió, al contrario, huyó. Me decían que él tiene antecedentes penales, pero no quise creer. Tenía seis años viviendo en el sector; lamentablemente, trajo la tragedia a este barrio tranquilo. Si tenía problemas con alguien, tenía que haberse ido y no exponer a los niños”, dijo.

Una fuente policial reveló que los causantes de la matanza serían miembros de la organización Los Lagartos.

Manifestó que Joaquín era muy amiguero y se había ganado el cariño de los moradores y que incluso tenía amistad con el hombre a quien, al parecer, llegaron a matar.

“Quizá pensaron que era familiar de Joaquín, porque a mi sobrino le dieron con saña, ya muerto y tumbado en el piso, le siguieron disparando, fueron en total 37 tiros, 32 con pistola y 5 con fusil. Le destrozaron todo su cuerpecito. Pedimos que no quede en la impunidad”.

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