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Han pasado nueve días de su agresión y Mariana aún teme salir de su casa. Nerviosa cuenta cómo fue su ‘recorrido’ de terror.Alex Lima

Una sexoservidora fue secuestrada y violada por un chofer de taxi en Guayaquil

La mujer cuenta que vivió dos horas de terror durante su cautiverio, el 16 de julio

Las huellas de los golpes en su cuerpo y el miedo doblegaron hace 9 días su necesidad de seguir ‘camellando’. Hoy, Mariana, madre de dos niños y quien desde hace 5 años ejerce la prostitución en las calles de Guayaquil, le teme más a la represalia que podría tomar en su contra el sujeto a quien ella acusa de haberla violado y amenazado con matarla, que a sus aprietos económicos.

Aún temerosa, la trabajadora sexual, de 29 años, cuenta que la madrugada del 16 de julio fue abordada en las calles 9 de Octubre y avenida del Ejército (centro), por un individuo que conducía un vehículo amarillo (taxi). Para acercarse a ella le solicitó sus servicios sexuales.

Cayó en una trampa

La víctima recuerda que se embarcó ‘al vuelo’, porque cerca de allí supuestamente habían matado a un hombre y la Policía tenía acordonado el sector. “No le vi la cara. Solo sé que me dijo ‘súbete que allá está la Policía, parece que han matado a alguien’. No acordamos el valor, tampoco el servicio que quería, hasta cuando ya estaba dentro del carro”, confiesa.

Menciona que cuando habían avanzado varias calles, el hombre le dijo que no tenía para pagar un hotel y que el encuentro sexual sería en el auto. “Solo deseo sexo oral, damos unas vueltas y te dejo donde te recogí”, habría manifestado el supuesto violador.

Hasta ese momento todo transcurría con normalidad. Tomaron la vía a Daule, luego la Perimetral, pero fue ahí donde comenzaron las agresiones y amenazas de muerte.

El sospechoso, quien ha sido identificado como Víctor Medina, la agarró del cabello y después golpeó su cabeza contra el panel del vehículo. Finalmente condujo hasta un lugar apartado y oscuro del cantón Durán. Allí la obligó a desvestirse y la violó en repetidas ocasiones.

“No podía defenderme porque me había atado las manos con un pasador que sacó de sus zapatos. Me decía que era bonita y que conmigo podía hacer dinero. Que me iba a llevar a trabajar a otras ciudades y que yo debía responderle con 60 dólares todos los día, que él era parte de una mafia y que ya lo habían hecho con otras mujeres”, relata la víctima.

La violación se detalla en el artículo 171 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) y estipula una pena de 19 a 22 años de privación de libertad.

La mujer dice que el hombre le habría advertido que si ella no hacía caso, sus familiares pagarían las consecuencias por su desobediencia.

Sin embargo, la tortura de Mariana no concluyó con su violación y los golpes recibidos. El sujeto la trajo de regreso a Guayaquil y en el camino le dijo que debía darle 60 dólares.

Presa del pánico, le contestó que no tenía el dinero, pero que podía conseguirlo si la llevaba a su casa, ya que le prestaría la plata a sus familiares.

“No sabía qué hacer. Sabía que al llevarlo a mi hogar pondría en riesgo a mis hijos. Lo llevé a la casa de un amigo, diciéndole que era mi vivienda. Le supliqué que me esperara, que iba por el dinero, y aproveché para contar lo que me pasaba y pedí llamaran a la Policía, finalmente lo detuvieron”, manifiesta aún consternada Mariana.

Hoy, a más de una semana de la agresión, la joven no ha podido regresar a trabajar porque aunque su agresor está detenido, acusado de violación, teme a que cumpla su amenaza de matarla, pues sus compañeras de oficio también han sido víctimas de sujetos que se hacen pasar por inofensivos clientes, pero que terminan agrediéndolas y violándolas.

En Cuenca: Le propinaron 113 puñaladas

El 3 de noviembre de 2020, Maribel, una trabajadora sexual de 38 años, fue asesinada con 113 puñaladas.

Su agresor, Byron Guarango, contrató sus servicios sexuales, luego la llevó hasta una taller mecánico, donde la atacó con un cuchillo.

 El viernes 23 de julio lo sentenciaron a 34 años de cárcel y al pago de 124 mil dólares.