Exclusivo
Actualidad
¿Cuál es el origen del Tintín, el personaje que ha aterrado a más de un ecuatoriano?
La leyenda se originó en Manabí. Se lo relacionaba copn las mujeres embarazadas.
“Dicen que es un duendecillo feo que siempre busca mujeres hermosas y vírgenes para atormentarlas y después llevárselas”, recuerda Mark Andrade, oriundo de Chone, donde según la leyenda, a orillas del río, se esconde el Tintín.
El Duende, El Malo, El Diablo o Tintín son los nombres que se le ha dado al ente que acecha a mujeres de larga cabellera negra y grandes ojos; las enamora y engendra con ellas niños anormales, muchas veces mitad animales, mitad hombres. Así es como lo describe Peli Gotisolo en “El montubio, hombre de pensamiento mítico”.
Mark, al igual que otros manabitas, creció escuchando esta leyenda montubia sobre un pequeño hombrecito con los pies volteados hacia atrás, con aterrador rostro y largas orejas puntiagudas que esconde debajo de un sombrero más grande que su propio cuerpo.
Desde un análisis de la versión del Tintín en Chone, este sería la explicación que las jóvenes embarazadas daban cuando confesaban que lo estaban. Guido Garay, fallecido folclorista, explicó en un ensayo sobre esta leyenda: “Era la época en que las mujeres no salían a la calle. Y como esto no ocurría, cuando una de ellas salía embarazada, la respuesta inmediata de la gente del vecindario era: es obra del Tintín”.
El historiador Willington Paredes opina que esta tiene matices “dependiendo de la región se le irá dando características diferentes”. En varias zonas del litoral este personaje persigue a mujeres para quitarles la virginidad; en otras, el Tintín va en búsqueda de ellas para enamorarlas. Las leyendas no tienen una versión única, estas se dan por las circunstancias culturales y sociológicas de la población. explica Paredes.
La historia de El Malo surgió en la primera década del siglo XIX que, con el tiempo, fue mutando en el mundo campirano. Esta leyenda pudo acceder con facilidad a la ciudad porque en esa época el montubio estaba integrado en el mercado.
La tradición generacional de contar mitos o cuentos culturales de nuestros antepasados han mantenido con vida estas historias. Hernán Rodríguez en su obra Leyendas ecuatorianas define a la leyenda como un filón de sabiduría, historia y mitos de las culturas primitivas. Estos narran acontecimientos del pasado que no tienen un argumento que sustente la creencia popular que existe hacia ellas y que, más bien, es interpretado por el imaginario colectivo.