El decreto ejecutivo 111, firmado por el presidente Daniel Noboa el martes 9 de enero de 2023, reconoce la existencia de un conflicto armado interno e identifica como organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes a diferentes grupos de delincuencia organizada. Además, en el mismo documento, ordena a las Fuerzas Armadas neutralizarlos. Por eso, ante esa disposición surge la siguiente interrogante: ¿cuenta esta entidad con los recursos y la preparación para este combate interno, que a diferencia de un conflicto internacional no se lleva en zonas fronterizas, alejadas de las grandes ciudades, sino en zonas pobladas?

El coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, Renato Rivera Rhon, explica que las Fuerzas Armadas “no están preparadas para un combate urbano como tal”. “Al declarar un conflicto armado no internacional la doctrina militar cambia, porque el enemigo está dentro del combate urbano: no usa uniforme, no tiene aviones, es un tema netamente de combate urbano (...). Las armas no las tienen preparadas, pero lo fundamental es el contingente de Inteligencia que pueden brindar”, señala.

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En el tema del armamento, la mayor parte de la dotación con la que cuentan los militares correspondería a calibres de alta potencia, que podrían generar daños colaterales, según ha comentado bajo reserva una fuente de la entidad. Es por eso que en el acuerdo 145 del Ministerio de Defensa, de 2023, en el artículo 106, se había establecido que las armas para seguridad móvil no deberían superar los calibres 9 milímetros, 0.38 pulgadas o similares. Sin embargo, eso no afectaría las labores de los uniformados, porque “hay que tomar en cuenta que la complementariedad igual se sigue dando para las intervenciones. Deben apoyarse en la policía, no hacer todo solos, sobre todo -reitera- en Inteligencia”, agrega Rivera.

El coordinador del OECO aclara que las Fuerzas Armadas cuentan con un grupo especial que conoce de operaciones en ciudades, pero le faltaría experiencia. Entonces, considera que “se puede aprender de Colombia y de Perú en conflicto armado no internacional, sobre todo cuando se habla de terrorismo”.

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Para el experto, se puede también tomar la estrategia de utilizar tecnología que permita identificar personas a través de cámaras, a través del ECU 911, pero con una renovación de equipos y conexión con la base de datos de la Policía. También argumenta que el apoyo para las labores de investigación se reforzarían al aceptar la ayuda internacional de países como los Estados Unidos, que no buscaría colocar una base militar, sino reforzar indagaciones y dotar de equipamiento a las fuerzas del orden.

No es delincuencia común

Kléber Carrión, exoficial de Inteligencia y fundador de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase), sostiene que los militares deberían utilizar su armamento para estar en igualdad de condiciones con los criminales, porque no se trata de delincuencia común, sino de crimen organizado, que usa armas de largo alcance, granadas y otros explosivos, como se pudo ver, en vivo y en directo, durante la irrupción a TC Televisión.

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No obstante, precisa que las tanquetas llevadas a los operativos no podrían ser utilizadas, porque el daño de estas ocasionaría consecuencias fatales con el riesgo de afectar a personas ajenas al problema. Para Carrión, es hora de que el Estado, a través de las Fuerzas Armadas, transforme en paz para el país los tributos que aportan los ciudadanos, saliendo “con la firmeza necesaria para eliminar, neutralizar o aniquilar a estos grupos delictivos”.

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