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El tejido testicular congelado sigue funcionando dos décadas después
Puede seguir viable y producir espermatozoides al ser reimplantado, aunque este largo retraso reduce la fertilidad en comparación con los tejidos que se congelan poco tiempo
El tejido testicular masculino criopreservado durante más de veinte años puede reimplantarse después y seguir produciendo espermatozoides viables, según un estudio hecho en roedores y publicado en la revista PLOS Biology.
Sin embargo, este largo retraso tiene un coste y reduce la fertilidad en comparación con los tejidos que se congelan poco tiempo, según un estuio liderado por Eoin Whelan, de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania.
Los resultados pueden tener importantes implicaciones en el tratamiento de los niños con cáncer, para los que la quimioterapia puede ir precedida de la recogida y congelación de tejido testicular para su eventual reimplantación.
La tasa de supervivencia de los cánceres infantiles ha aumentado espectacularmente en las últimas décadas, pero un efecto secundario grave del tratamiento es la disminución de la fertilidad.
Un posible tratamiento consistiría en recoger, congelar y reimplantar tejido testicular, que contiene células madre, un procedimiento que ha demostrado recientemente en un modelo de macaco que restablece la fertilidad, al menos tras una congelación de corta duración.
Pero en el caso de los niños prepúberes con cáncer, el reimplante puede no ser factible hasta una década o más después de la extracción, lo que planteaba la duda de cuánto tiempo pueden permanecer viables las células madre espermatogénicas (CME) congeladas.
Para averiguarlo, los autores descongelaron CSE de rata que habían sido criopreservadas en su laboratorio durante más de 23 años, y las implantaron en los llamados ratones desnudos, que carecen de una respuesta inmunitaria para que su organismo no rechace el tejido extraño.
Compararon la capacidad de las CSE congeladas durante mucho tiempo para generar esperma viable con las CSE congeladas durante solo unos meses y con las CSE recién recolectadas, todas ellas procedentes de una única colonia de ratas mantenida durante varias décadas.
Así, descubrieron que las CSE congeladas durante mucho tiempo eran capaces de colonizar los testículos de los ratones y generar todos los tipos de células necesarios para producir esperma, pero no con la misma solidez que las CSE de las muestras de tejido recogidas más recientemente.
Aunque las CSE congeladas durante mucho tiempo presentaban perfiles similares de cambios en la expresión génica en comparación con las otras muestras, produjeron menos espermátidas alargadas, las células que después forman espermatozoides nadadores.