Aunque la droga lo seduce, consume y atrapa, hace 14 días el miedo de ir a la cárcel fue lo que terminó ‘capturándolo’ en una clínica de rehabilitación. David tiene 26 años y 12 de ellos ha estado ‘secuestrado’ en un mundo de adicciones, de las que se ha caído, se ha levantado y ha vuelto a caer.

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El pasado 26 de noviembre, dos días después de que el presidente Daniel Noboa Azín dispusiera la eliminación de la Tabla de Consumo de Drogas, tomó la decisión de encerrarse para evitar que lo vayan a meter preso por confusión, creyendo que por portar algún alucinógeno es microtraficante,

“Cuando vi que el presidente Noboa aparecía en un vídeo rompiendo una hoja, me dio miedo que me coja la Policía, es por eso que prefiero encerrarme. Le dije a mi madre que no podía estar en una cárcel, busqué ayuda y aquí estoy, esta vez no solo para recuperarme de la adicción”, afirma.

Relata que antes de tomar la decisión de encerrarse, la mañana de aquel domingo, un frío recorrió su cuerpo y sus manos comenzaron a temblar. Y esa vez no era porque había ‘jalado’ algún tipo de narcóticos, sino por el hecho de imaginar que iba a estar en un calabozo o en una celda.

Aunque David no ha estado en una cárcel, sí ha permanecido retenido por más de ocho horas en una estación policial. Hace tres años lo atraparon con una pastilla de H (droga derivada de la heroína), los policías lo golpearon y lo pusieron a trapear el piso del retén, cuenta.

Recuerda que su adicción a las drogas comenzó cuando tenía 14 años y vivía en el sur de Guayaquil. A medida que avanzaba en el consumo, comenzó a robar en su propia casa. “La primera droga que probé fue marihuana, luego cocaína, hongos, H. He probado de todo, mi adicción comenzó por presión social, mis amigos del barrio lo hacían y me influenciaban a hacerlo. A los 19 años me internaron en una clínica por primera vez”, confiesa David mientras pierde su mirada en el piso de la clínica donde se encuentra tratando de curar sus adicciones y de no caer en ‘cana’.

Luego de pasar por más de ocho centros de rehabilitación, David permaneció tres años sin consumir droga; sin embargo, en marzo pasado otra vez el vicio lo atrapó. Perdió su empleo como jefe de bodega de una empresa. Comenzó, otra vez, a robar y a vender su ropa y zapatos para poder conseguir los 10 dólares diarios que necesita para comprar la droga que ingiere, inhala o se inyecta.

Erwin, de 28 años, es otro joven que también vive sumergido en el consumo de estupefacientes. La primera vez que se ‘periqueó’ fue por una desilusión amorosa. Tenía 21 años.

Los alucinógenos lo atraparon, al punto de que su madre tuvo que construir una cárcel dentro de su propia casa, para no verlo consumir. En la actualidad también le aterra que la Policía lo atrape con la droga que es para su consumo, pues confiesa que aunque tiene 10 meses en una clínica de rehabilitación, aún no ha curado completamente su deseo de drogarse.

“Siento que aún no estoy preparado para enfrentar el mundo. Estuve preso durante tres meses, hace tres años, y viví una matanza dentro de una cárcel. No sé si pueda controlarme, no quisiera caer otra vez detenido porque me encuentren dosis que es para mi consumo, prefiero estar en una clínica que en la prisión”, sostiene.

Pero ¿qué pasaría si estos jóvenes son retenidos con algunas dosis de droga?, ¿realmente la tabla de consumo fue derogada, como lo promulgó el presidente Noboa?

El abogado penalista Julio César Cueva explica que hay que tener claro que el primer mandatario lo que hizo fue ordenar que se derogue la tabla, pero él no la derogó directamente, porque de esto debe encargarse un organismo regulador o una secretaría antidroga.

“En derecho las cosas se deshacen de la misma forma en que hacen y no fue el presidente de la República el que promulgó la tabla, sino lo que antes se conocía como Consep (Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas). El presidente lo que hizo en su decreto es ordenarle al Ministerio del Interior que haga lo que tenga que hacer para proceder a eliminar la tabla, pero este Ministerio se va a encontrar que este organismo desapareció y que fue reemplazado por otra secretaría que tampoco existe, es decir, no hay quién asuma las competencias y no se puede proceder a eliminar la tabla”, expresa.

Sostiene que jueces, fiscales y policías no saben qué hacer porque desconocen cómo aplicar la tabla en el momento de imponer una pena y que, en muchos casos, el policía no sabe cómo dirimir para saber si está frente a un microtraficante o un consumidor, por lo que lo más sencillo es llevar al detenido a Fiscalía y que la autoridad ordene que se lo someta a un examen médico-legal para determinar si tiene un problema de adicción o saber si es expendedor.

“Se ha dado por sentado que la tabla no existe y en consecuencia lo que se está haciendo es que los policías no se compliquen, dejan ir al detenido y así se ahorran el tiempo de llevarlo ante la autoridad y hacer un parte. Es por eso que los microtraficantes están haciendo de la suya”.

Julieta Sagñay, psiquiatra en salud mental y experta en adiccionología, explica que existe un vacío en la parte jurídica y poca respuesta médica en el tema relacionado con la tabla de consumo, lo que ha causado que en los adictos se incremente la percepción de ser perseguidos por la policía, en caso de que los encuentren con droga.

“Ahora acuden a la consulta con temor a que la autoridad los persiga y que exista una cacería de brujas, buscan ayuda por miedo a ir presos. Hay madres que me cuentan que sus hijos estaban deambulando por las calles y que han regresado a sus casas y les han pedido que los encadenen, los encierren y los lleven a una consulta. Esto puede ocasionar algo positivo, como que incrementa la percepción del riesgo, es decir que tienen temor de drogarse en la vía pública; lo negativo es que puede detonarse una crisis sanitaria, ya que los jóvenes al no tener una respuesta médica de parte del Ministerio de Salud, busquen ayuda en su casa y se automediquen”, dice.

David y Erwin son solo la muestra de dos personas que han buscado ayuda no solo para dejar la adicción a las drogas, sino que ahora su mayor temor es ser detenidos tras escuchar el informe sobre la derogación de la Tabla de Consumo de Drogas, la cual es jurídicamente inaplicable, según los expertos.

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