En la Terminal Terrestre de Guayaquil, ubicada al norte de esta ciudad, una pequeña maleta de mano causó pánico, angustia y hasta morbo. No es que en ella se haya escondido algún tipo de cámara oculta que le jugaba bromas a la ciudadanía, sino que la denunciaron como amenaza de bomba en la mañana del 8 de agosto.

A las 08:30 del martes, los comerciantes de las afueras de la Terminal fueron evacuados. Todos salieron del sitio a pesar de que la jornada de trabajo no había concluido, pero la razón fue apremiante: una maleta de color plata hecha de policarbonato estuvo en una esquina de las paradas de buses de transporte urbano por más de 45 minutos. 

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"Nosotros la vimos primero porque por allí no circulan muchos pasajeros y quién podría dejar sus cosas botadas. Esa es una esquina que da a la calle y solo está el semáforo", dijo Kenggie Tigua, quien ha laborado solo un mes en el sitio. "Mis compañeros me decían que la bomba me la habían puesto a mi como bautizo, pero resultó ser solo ropa", comentó.

Vendedores informales y controladores de buses resultaron ser los portavoces de la noticia de supuesta bomba a los vigilantes de seguridad. "Un rato después llamaron a los guardias del terminal y vinieron a revisar de lejos. Luego, un agente de la ATM se acercó y también 'metió' mano, pero ninguno la abrió", explico Kenggie.

Poco después, Policía Nacional llegó al lugar para cercar el sitio y realizar una detonación controlada. Según los trabajadores, el procedimiento duró aproximadamente dos horas. "Esto fue toda una alarma", expresó José, que al igual que Kenggie, 'camella' en la terminal.

Sin embargo, entre los detalles que a los que vieron la maleta les llamó la atención fue el contenido de la misma. "Había un toldo naranja, pantalones, medias, era ropa. Pero, lo que más vi fue un sostén como de animal print", relató Juliana, vendedora ambulante. Otros objetos como papeles y un cable de teléfono también saltaron a la vista de la joven, que en ese momento se preocupó por la cercanía del punto con una gasolinera. 

"Ahora nos asustamos por todo, pero es de esperarse con lo que está pasando en el país. Nadie sabe cuando esa alerta es real y sí hay que correr", comentó Elvis Quevedo, otro testigo de la escena. "De hecho, un 'hacherito' vino y quiso revisar la maleta y dijo 'si explota, me exploto yo solo', pero él quería ver porque necesitaba la ropa". 

Juliana, con un tono de voz de indignación, resaltó que incluso una mujer de la tercera edad casi se desmaya en el sitio debido a la tensión en la que se encontraron.

Abraham Correa, experto en seguridad, explicó que las detonaciones controladas se realizan en diferentes circunstancias, como en la intervención de las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional  en algún operativo que incluya alerta de algún artefacto que perjudique a civiles. "También son usadas en momentos de entrenamiento o cuando se desea ingresar a una vivienda con algún tipo de cerramiento bastante fuerte",  aseguró. 

No obstante, la alarma dejó cierto 'sin sabor' en los comerciantes y los viajeros. Todos cuidaban sus maletas durante la mañana del miércoles 9 de agosto debido al temor por el rumor de que podrían haber robado la maleta durante la mañana del martes 8 y no pudieron concluir con la 'operación'. 

Pero otros, como Roger Burbano, no descartaba la idea de que la alarma pudo haber sido 'obra' de algún olvidadizo que salió 'soplado' y estaba pensando en cualquier otra cosa menos en su maleta.

"A mi me ha pasado que dejé mi maleta en el bus y, así como en esto, también pudieron haber pensado que era una bomba", dijo.

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