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¿Cómo superar ser testigo de una muerte violenta? La psicoterapia es todo
La cifra de estos hechos aumenta en el país. Esto genera un miedo social, que en algunos casos se puede transformar en paranoia. La visita al experto en salud mental es urgente
Saber que un centro comercial y una clínica han sido escenarios de muertes violentas, impresiona. Pero conmociona más presenciar un hecho de esta naturaleza.
“Estos sucesos eran lejanos, se los veía solo por TV, eran realidades de países como Colombia, México”, manifiesta el psicólogo clínico Luis Siguencia, quien sostiene que ante estos acontecimientos, los ecuatorianos han desarrollado una especie de paranoia. “No sabes si puede pasar cerca de ti. Desconoces si en tu entorno cotidiano existe alguien que pueda ser objeto de sicarios. Hay casos en los que han matado por confusión”, indica.
¿Quiénes se afectarían más al ser testigos? El experto afirma que los niños pueden vivirlo como un evento traumático; las embarazadas tener un parto prematuro, y ciertos adultos o personas de la tercera edad pueden sufrir de infartos.
Su colega y orientador familiar Samuel Merlano señala que el proceso de recuperación será lento y que la persona experimentará insomnio o pesadillas, pánico, ansiedad y estrés postraumático.
“Es una sensación completamente de angustia y desesperación. La persona no quiere pasar nunca por el lugar donde tuvo la situación estresante”, menciona Merlano, quien recomienda la psicoterapia, pues no resolver este asunto podría afectar a sus relaciones familiares, sentimentales, desempeño laboral y estudiantil.
Doble dolor: conocer a la víctima y al victimario
Cuando la víctima es un familiar o un amigo, afecta más, porque se ha compartido con esta persona (afecto, recuerdos). Y cuando el autor es un pariente es más impactante y trae un doble dolor, por quien fallece y porque el asesino ha estado en casa, dice Merlano. “Por ejemplo, si su hijo es el asesino, los padres sienten que fallaron en su crianza, en formarlo con valores”, añade el orientador.
Siguencia asevera que también hay familiares que justifican la acción del agresor, ya sea por pena, la edad o la vida que el victimario llevaba; otros en cambio quieren hasta cobrar venganza por el hecho.
EXTRATIPS
- Una intervención en crisis es fundamental. Esta consiste en acudir inmediatamente al psicólogo, que sea en menos de las 24 horas desde que se perpetró la muerte violenta. Lastimosamente no hay emergencias piscológicas en los hospitales. Ir a terapia te ayudará. Es ideal que la familia también asista. La recuperación será progresiva, de seis meses a un año.
- Lleva un registro, escribe un diario. Anota los pensamientos y sueños que has tenido a raíz del hecho. Por ejemplo: “Sueño con que me caigo en un vacío. También con muertos”. Cuéntale todo esto al especialista de salud mental.
- Practica actividades recreativas. Realiza ejercicios de relajación, medita y ora. Estas acciones les ayudarán a librarse de la tensión.
- No te culpes por el hecho. Ni le ‘chantes el muerto’ a otro: “Por mi culpa fuimos a ese lugar”. “Si tú no hubieras insistido...”.
- Cero aislamiento, pasa tiempo con tu familia y amigos. La cercanía con ellos es ‘medicinal’. Así adquieres confianza. Recuerda, todo será gradual, no te forces. Y los familiares deben sostener emocionalmente al sujeto con palabras positivas y afecto.