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Así son los perros antifemicidios de Quito
El escuadrón de defensa de mujeres sobrevivientes de violencia es el ‘aire’ que necesitaban muchas para poder retomar su vida normal.
Jueves, 12:30. Gus hace su entrada triunfal. Atraviesa un portón negro. Camina imponente. Con sus ojos color miel escanea su alrededor. Le dan indicaciones. Y empieza la práctica... Él es un pastor belga y forma parte de los 65 caninos del Escuadrón de defensa de mujeres sobrevivientes de violencia, cuya sede está en una casa del norte de Quito.
Cuando Gus cumplió 10 meses fue rescatado de un albergue de Madrid, España, por Alberto Núñez, su actual amo, amigo y entrenador personal. Dice que el perro lo eligió a él y desde entonces han pasado dos años y dos meses juntos. Ahora este ejemplar es todo un experto defensor, protector, cuidador y guía de mujeres que fueron agredidas física o psicológicamente por hombres.
Según la fundación Acción Rápida No Violencia, ARNUV, cada tres días muere una mujer a manos de su expareja, exconviviente o de alguna persona con quien tenga o haya tenido algún vínculo emocional. Sumado a esto se dice que las autoridades dan ayuda a los 45 minutos. Tiempo suficiente para agredirlas, ultrajarlas, asesinarlas e incluso huir de la escena.
Así lo sostiene Núñez, quien inició en 2019 el proyecto Violenta para ponerle un alto a los femicidas, devolverles la esperanza de vida a las mujeres y de paso demostrar que los “perrunos” son más que seres que juegan, comen y duermen.
También son “seres de luz que cambiaron la vida de muchas mujeres que estaban apagadas después de enfrentar un caso de violencia o intento de femicidio”.
Érika, de 28 años, es una de las 65 mujeres que se sumó a este programa. Oso, un perro mestizo de pelaje dorado y 45 centímetros de estatura, es su compañero durante las 24 horas del día. Los 365 días del año. Son inseparables, cuenta la joven. Y gracias a este can, que fue rescatado de las calles de Puembo hace un año y recibió adiestramiento durante tres meses, la joven recuperó la paz, las ganas de vivir y se despojó del miedo de salir de su casa y encontrarse con su abusador.
“Hace cuatro años me violó un amigo. Cuando supo que lo iba a denunciar me amenazó de muerte. No podía salir de mi casa, ni siquiera para comprar en la tienda. Con la llegada de Oso, mi vida se volvió a iluminar. Él es mi luz. Me devolvió mi autoestima. La seguridad. La confianza”, afirma.
El 80 % de las mujeres que forman parte de este proyecto estuvieron en riesgo. Las estrangularon. Las apuñalaron. Las balearon. Pero no las mataron. Esa segunda oportunidad las llevó hacia estos caninos. Salvadores de cuatro patas que ahora dan la vida por ellas.
Entrenamiento
De vuelta a la sede, Gus continúa con la práctica. Con 90 centímetros de altura y 50 kilos de peso, se abalanza sobre un supuesto agresor que por varios minutos no dejó de amedrentar y vociferar groserías contra su ama.
“Ellos son seres de disuasión y bloqueo de posibles indicios de violencia. No son adiestrados para generar daño. Ellos protegen. Huelen el peligro, miedo, malas intenciones”, agrega el entrenador.
Después de 20 minutos, el perro sale del campo. Bebe agua. Descansa. Y regresa a manos de María Fernanda Sandoval, una de sus cuidadoras y también protegida por este can.
Ella cuenta que su compañero ladra siempre que quiere comunicarle algo. Cuando simulaban una acción de violencia con un ayudante, el canino reaccionó poco a poco. Se colocó en la mitad de los involucrados. Luego dio un golpe al presunto agresor, en señal de “cálmate”, ladró, y finalmente cuando este intentó agredirla con un cuchillo, fue derribado por el animal.
Ellos actúan bajo siete comandos o palabras claves (3 son de protección y 4 de obediencia) dictados en otro idioma. Todos fueron aprendidos durante la etapa de instrucción que dura hasta seis meses. Y pese a que María Fernanda olvidó una de las indicaciones de defensa durante la práctica, Gus siempre supo cómo reaccionar para protegerla.
Cuando cae la tarde, el perrito escucha el último comando, que le indica “retirarse”. Mañana será otro día.