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Militares custodian el plan habitacional Socio Vivienda 2, luego de las balaceras.Álex Lima / EXTRA

Socio Vivienda 2, una biopsia de Guayaquil

Este plan habitacional inaugurado en el 2012, según sociólogo es un caldo de cultivo delictivo que hay que analizar para entender la situación de la urbe

El plan habitacional nace en la propuesta de campaña del candidato a la presidencia de la República, Rafael Correa, en 2006. Ofrecía vivienda digna para las personas de escasos recursos. En ese proceso, piensa en su ciudad natal y plantea la construcción de Socio Vivienda.

Según el sociólogo y catedrático Juan Salazar, el Municipio de Guayaquil de ese tiempo era el ente gubernamental que más vivienda le daba a quienes residían en el Puerto Principal (Mucho Lote 1 y 2, Villa España, etc.).

“Allí entra la pugna política: ‘Yo hago más que tú. Así nació Socio Vivienda. La gente las prefirió este proyecto a vivir en condiciones infrahumanas: comer polvo en verano y majar lodo en invierno; sufrir de enfermedades como dengue, paludismo, malaria, no importaba si su ubicación estaba lejos. Se quiso seguir el concepto de las ciudadelas de los años 50 a 70: Guangala, Acacias, Alborada y Sauces”, rememora el profesor.

El año de inauguración fue 2012 y poco a poco se edificaron las etapas, son tres. La segunda es considerada la más conflictiva, la misma que ha sido escenario de numerosas balaceras, las cuales mantienen en zozobra a sus habitantes. A tal punto que en la actualidad, 7 de septiembre,  se encuentra militarizada.

Previo a esto, 2010 se lanza Guayaquil Ecológico, un proyecto que promovía recuperar las orillas del estero Salado. “Quienes estaban asentados en los brazos de mar eran personas originarias de Guasmo, Fertisa, Cisnes 1 y 2, cinturones de miseria de la ciudad. Ellos tenían 10 a 15 años de invasión”, manifiesta el experto.

“Se advirtió que se haga un acompañamiento social de los residentes de este plan habitacional que es una biopsia de la ciudad; hay que estudiar a profundidad ese pedacito, aunque el 'virus' ya está en todo el cuerpo. Si no se lo controla podría darse en otros puntos de la urbe”.Juan Salazar, sociólogo y catedrático

Terrible mezcla

Salazar afirma que algunos de los invasores del estero Salado delinquían o eran parte de una estructura delictiva.

“Unirlos fue un caldo de cultivo para el delito. A esto hay que sumarle la indisposición por haberle quitado sus casas, las cuales eran su lugar de pertenencia. Y encima les daban una vivienda de una sola planta, en la cual tenían que entrar de 8 a 12 personas. Se da el hacinamiento y descontento social con el sistema. Así se iba consolidando una sociedad violenta”, dice el catedrático, quien en el 2015 fue jefe político de la Gobernación y visitaba la zona.

“En esos años sí habían problemas, pero no se veía lo que ahora, las banderas de México y bandas organizadas. De allí estos grupos sacan a sus 'soldados'”, concluye.  

Las autoridades del gobierno de Rafael Correa habrían reubicado a 6.316 familias que vivían a orillas del río.