‘Los políticos también lloran’. Ese bien podría ser el nombre del nuevo relajo novelesco de la Revolución Ciudadana (RC), protagonizada por el exvicepresidente Jorge Glas, su exsecretaria Sol Padilla y Ferdinan Álvarez, excoordinador de la bancada de dicho movimiento, quien renunció a su cargo el pasado lunes (23 de agosto) en solidaridad con su pareja, Sol, quien denunció a Glas por acoso y violencia de género; aunque el ‘exvice’ no se quedó con la ‘pica’ y la acusa por el delito de extorsión. 

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Álvarez, asambleísta electo por RC, informó que luego de su renuncia al partido, ha recibido amenazas por redes sociales. Por eso ahora usa chaleco antibalas.

“Temo por mi vida, por la de Soledad, por la de nuestro círculo familiar. Si algo me llega a pasar a mí, a Soledad o a nuestro círculo familiar, responsabilizo directamente al señor Jorge Glas Espinel”, dijo el expartidiario de la RC.

Desde el fin de semana pasado, Sol Padilla es tendencia en redes, por lo que la ciudadanía se pregunta quién es la exsecretaria. Ella trabajó junto a Glas en distintos organismos desde 2008 hasta 2017: en la Vicepresidencia de la República, Ministerio de Telecomunicaciones, Ministerio de Sectores Estratégicos y el Fondo de Solidaridad.

Incluso lo visitó cuando Glas fue apresado por asociación ilícita en el caso relacionado con Odebrecht, en 2017.

“Le llevé medicinas y me ocupé de temas relacionados a sus hijos. Por esas tareas no recibí remuneración. Lo hice por gratitud a los nueve años en los que pude colaborar con él”, afirmó Padilla, quien reveló que en septiembre de 2023 se fracturó la relación fraterna con Glas, luego de que él se enteró del interés sentimental de Álvarez hacia ella. 

Padilla laboró en la Prefectura de Pichincha desde noviembre de 2019 hasta agosto de 2023, mientras Glas estuvo en la cárcel 4 de Quito.

“Esto bien podría ubicarse en la figura de peculado, porque el puesto de trabajo es considerado un recurso público, mismo que habría sido usado para intereses personales y no para los intereses de la Prefectura”, manifestó Fabricio Villamar, jurista y exasambleísta. 

Álvarez admitió que grabó su charla con Rafael Correa para tener un respaldo. Lo mismo hizo Sol con Glas, pero sostiene que ellos no difundieron los audios. Presume que el abogado defensor lo hizo sin autorización.

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