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En la ciudadela Martha de Roldós, atrás de donde se construye un nuevo mercado, los residentes juegan ecuavóley. Otros lugareños los ven, pero no todos se cuidan del coronavirus.Freddy Rodriguez / EXTRA

COVID-19: La pelota del ecuavóley queda servidita para el 'bicho' en algunos barrios de Guayaquil

En la Isla Trinitaria, en la Martha de Roldós o en el suburbio, son pocos los espectadores del ecuavóley que usan la mascarilla a conciencia

Sin importar el día, la rutina es igual atrás del mercado en construcción de la ciudadela Martha de Roldós, al norte de Guayaquil. Una cancha de ecuavóley se llena de jugadores y espectadores. Hay camaradería, bromas, charlas, pero no distanciamiento social.

Alrededor del perímetro deportivo, quienes disfrutan de las acrobáticas ‘voladas’ cerca de la red, se deleitan viéndolas. Las comentan con el que está al lado, gesticulan, se ríen y a ratos hasta gritan.

Los protagonistas de estos momentos de esparcimiento no siempre cumplen con las medidas biosanitarias. Están a menos de dos metros de separación, unos usan mascarillas, otros no, y también hay quienes la portan, pero de una manera incorrecta.

Jorge Naranjo, vecino, también suele observar los partidos. Dice que el ecuavóley es una alternativa que tienen los moradores para dejar de pensar por un momento en los problemas sanitarios y económicos provocados por la pandemia.

También reconoce que sus ‘panas’ de barrio suelen juntarse sin tantas precauciones, pero defiende que, aun así, están haciendo una actividad sana al aire libre. Nada comparable a los pasajeros que viajan apelotonados en las unidades de transporte urbano, argumenta.

“La gente de más edad generalmente sí tiene mascarillas; los jóvenes, de 30 años en promedio, no”, expresa.

Jennifer León, quien a menudo lleva a su pequeña hija a mecerse en un columpio de un parque ubicado cerca de la cancha, no está muy de acuerdo.

Considera que, si bien es positivo fomentar el deporte, más aún el ecuavóley, en el cual los jugadores se ubican separados unos de otros, no es bueno que alrededor haya aglomeraciones de curiosos, pues eso puede provocar contagios.

“Cuando voy al parque con mi niña trato de no pasar por ahí, me voy por otro lado para no caminar cerca de quienes se reúnen las tardes”, refiere.

PRÁCTICA COMÚN

En la vía Perimetral, en sentido norte-sur, al lado derecho del segundo puente y a orillas del estero Salado, se repetía este escenario hasta hace dos semanas... ciudadanos amontonados observan encuentros de ecuavóley y no todos usaban tapabocas. Cuadras más adentro, en la Isla Trinitaria, sucedía lo mismo, igual que en el suburbio.

A un costado del segundo puente de la Perimetral, pocos aficionados usan mascarillas.Freddy Rodriguez / EXTRA

En sus últimas resoluciones, el COE (Comité de Operaciones de Emergencia) cantonal de Guayaquil detalla que la práctica de deportes recreativos está regulada por el protocolo de la Secretaría del Deporte y es sin público.

Este protocolo indica que al salir a un parque o a un espacio público abierto hay que respetar el distanciamiento físico. Además, señala que están prohibidas las actividades físicas en grupos.

EL PELIGRO ESTÁ EN LA POCA DISTANCIA

El epidemiólogo Mario Alberto Paredes refiere que, al ser estos juegos al aire libre, hay una menor posibilidad de transmisión directa del virus porque las corrientes de aire hacen que el virus se expanda.

“En estos espacios el riesgo se minimiza, pero no deja de existir justamente porque hay personas alrededor, uno al lado del otro, no usando mascarillas o poniéndoselas de una manera incorrecta”.Mario Alberto Paredes, 
​epidemiólogo.

Añade que la ciudadanía parece haber entrado en un modo de rebeldía, en parte porque no está de acuerdo con ciertas medidas restrictivas.