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Según el SNAI, dentro del sistema carcelario hay 26 bandas que se disputan el poder.Archivo

¡Sentencia por crimen en Quito reveló eternas disputas por ‘cana’!

En una reunión de Latin Kings, un hombre baleó a otro por cuestionar su ‘liderazgo’ en el manejo de las cárceles. El causante fue condenado a prisión.

La disputa por el control carcelario se ha fraguado con discreción en los últimos años. Una sentencia contra un miembro de los Latin Kings lo demuestra. Pero no fue sino hasta la matanza del 23 de febrero en cuatro reclusorios del país, cuando se desvelaron las treguas fallidas.

La Fiscalía hizo público el caso de Paúl Carrillo, conocido como el Loco, condenado hace pocos días a 13 años de prisión por matar a Jhonny Zapata en 2018 (ver infografía).

Según el Ministerio Público, la víctima, en una reunión de la banda, cuestionó el liderazgo que ejercía Carrillo en los centros de privación de libertad. Y con un balazo el sujeto hizo sentir su ‘autoridad’ en el barrio Lucha de los Pobres, en el sur de la capital.

Violencia sin precedentes

Carrillo huyó y en octubre de 2020 fue extraditado a Quito desde Chile, donde estuvo escondido. Cuatro meses más tarde ocurriría una de las mayores masacres en la historia del sistema penitenciario, que dejó 79 muertos. Todo por el control dentro de las prisiones.

Itania Villarreal, exdirectora nacional de Rehabilitación Social, precisó que estas disputas también se viven fuera de los muros penitenciarios, como lo demuestra el caso de Carrillo. “Cuando alguien no acepta la autoridad de estos ‘líderes’, son victimados”.

El sentenciado también estuvo implicado en el robo de autos en la capital, en 2012.

Además, estas represalias no quedan allí sino que los familiares pueden resultar afectados. Según Villarreal, los niveles de violencia por la disputa del poder (externa e internamente) nunca fueron tan altos como ahora.

Para la exfuncionaria, hay dos razones. La primera es que hace poco más de 10 años, en las cárceles solamente había miembros de, máximo, tres bandas criminales.

En la actualidad, tras los asesinatos, el Servicio Nacional de Atención a Privados de Libertad (SNAI) reconoció que hay 26 grupos delictivos en las prisiones. Algo sin precedentes, considera Villarreal.

Y la presencia de esta gran cantidad de bandas deriva en el segundo problema: el irrespeto a la autoridad. Por eso, la exfuncionaria dijo que el control carcelario no solo debe recaer en el SNAI sino en otros entes del Estado, para que la violencia dentro y fuera de los reclusorios no escale a niveles insostenibles.