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Lisbet envía sus mensajes a través de vídeos, que son reproducidos en los cultos.Miguel Canales / EXTRA

La secta en la que una mujer se cree Cristo

Lisbet era la esposa de un hombre que se autodenominaba el nuevo Jesús. Ahora tiene su propia iglesia, una escisión de Creciendo en Gracia.

‘Cristo’ habla con acento caribeño, con voz de comercial y luce como un personaje de telenovela. Tiene el cabello castaño e impecable. Usa trajes de sastre y se dirige a sus seguidores mediante una transmisión satelital que llega a veintiún países de América y Europa, incluido Ecuador. Lo hace desde Houston, cada domingo a las cuatro de la tarde.

Aquí no hay misticismos, velas, crucifijos, túnicas, estatuas ni nada que apele a una religiosidad tradicional. Desde un estudio de televisión, ‘Cristo’ habla. Su imagen aparece sobre un fondo de sobrios azules y grises, parecidos a los de un noticiario. “Lisbet, el pueblo presta atención, mi mente se transformó, tú eres el galardón”, reza un reguetón/alabanza, mientras las setenta personas reunidas en el lugar se levantan de sus sillas en medio del sopor de un domingo por la tarde y se mueven despacio, sobre su sitio, siguiendo recelosos el ritmo de la música.

Lisbet García se autollama “Cristo”. Mejor dicho, “Cristo Lisbet”. Así le dicen quienes se congregan en la iglesia Rey de Salem, ubicada en Esmeraldas, entre Colón y Alcedo, centro de Guayaquil.

El local llama la atención por su fachada: en lugar de verse como una iglesia, muestra una imagen corporativa, como si se tratara de alguna oficina. En la entrada está la foto de Lisbet en una especie de saludo militar, con dos dedos sobre su frente. “Cristo es una mujer”, se lee a un costado.

Los inicios

No se puede hablar de Lisbet García sin mencionar al puertorriqueño José Luis de Jesús Miranda, el fundador de Creciendo en Gracia. Eran marido y mujer.

Entre las doctrinas más polémicas de esta secta está tatuarse el 666 y referirse a él como “Jesucristo hombre”, pues para ellos Miranda era “la encarnación de Jesús en estos tiempos”.

Los fieles de Creciendo en Gracia vivían con la mirada puesta en el 30 de junio de 2012. Esa era la fecha de la “gran transformación”, en la que “papi” (como hasta ahora varios se refieren a él) y todos sus creyentes tendrían un cuerpo incorruptible y podrían, según cuentan, atravesar paredes. Pero aquel día nada ocurrió y, unos meses después, Miranda enfermó de cáncer.

Ahora Lisbet no solo es su viuda, sino la líder de un movimiento que contradice casi toda la enseñanza inicial de Creciendo en Gracia, que quedó fracturada a raíz de la muerte de Miranda en noviembre de 2013. Para los seguidores de Lisbet, que antes adoraban a José Luis, “papi” es el anticristo.

Sin él, ‘Cristo Lisbet’ no existiría. Por eso el salón de reuniones de Creciendo en Gracia, ubicado en Clemente Ballén, entre avenida del Ejército y García Moreno, ahora luce tan vacío.

Es miércoles por la noche y a la reunión semanal, parecida a un culto evangélico, han acudido poco más de 60 personas. La imagen de él ha sido relegada casi por completo.

Visitar este lugar en 2012, meses antes de la supuesta “transformación”, significaba encontrarse con retratos de él en cualquier punto y escuchar constantes alabanzas, coreadas por centenares de personas, para las que el salón se quedaba pequeño y los ventiladores no abastecían.

-¿Por qué la imagen y figura de “Jesucristo hombre” ya no está tan presente?

-Porque físicamente él ya no está. Ahora está en “luz inaccesible”, oculto de nosotros, y porque la imagen física puede acarrear idolatría.

Diógenes Barros, que ronda ya la tercera edad y usa lentes oscuros, abrió la primera sede de Creciendo en Gracia en Guayaquil hace 27 años. El movimiento, que antes se extendía a casi 30 puntos del país, ya solo cuenta con unos diez y pocos feligreses en cada uno.

“Muchos se han ido con Lisbet”, admite Barros. Sus hermanas, que tenían 16 años asistiendo a su iglesia, también.

La ruptura

En Rey de Salem, Gloria Andaluz recibe a los “bendecidos” en la entrada. Ella, que se encarga de distribuir material audiovisual a otras congregaciones de diferentes ciudades ecuatorianas, asistió por 18 años a “la anterior dispensación”, como denominan ahora a Creciendo en Gracia.

Gloria tiene 64 años y una mirada encendida, que se ilumina al describir la mayor ventaja de estar aquí: la supuesta inmortalidad. Ella, dice, jamás fallecerá porque ese es el gran regalo que les ha traído ‘Cristo Lisbet’, la primera inmortal.

-La inmortalidad es algo palpable, que vamos a experimentar. La gente habla de comprar tumbas y nosotros nos preparamos para grandes proyectos.

-¿Y qué pasa si alguien de aquí muere?

-Si ocurre, esa persona no estuvo siguiendo fielmente a ‘Cristo Lisbet’.

Isaías Feijóo es líder de Rey de Salem en Guayaquil, aunque dentro de la comunidad se lo conoce como “colaborador”. Comparte el liderazgo con su esposa Marcia. Ellos son IsaíasMarcia, así como Gloria en realidad es JorgeGloria.

Aquí las parejas se denominan de esa forma porque, según afirman, hombre y mujer hacen un “varón perfecto”. ‘Cristo Lisbet’ también es MelquisedecLisbet, pues ella es la “esposa de Dios”, del mismísimo Melquisedec.

Al igual que el resto de la congregación, Isaías fue parte de Creciendo en Gracia desde los 19. Ahora tiene 40. También porta las marcas: el 666 y la SSS, que se rechazan en esta “dispensación”.

“Allá todo era bonito, porque al final todos éramos salvos, siempre salvos (SSS). No había pecado. Acá nuestra madre no nos lo permite”, cuenta Isaías con solemnidad.

Desde hace tres años y medio, Rey de Salem está en once provincias y 19 ciudades de Ecuador. En el mundo, hay congregaciones en 20 países, entre ellos Argentina, Estados Unidos e Italia.

Esta secta mantiene la misma ritualidad de Creciendo en Gracia: reuniones semanales, mensajes desde un canal propio y, por supuesto, la recolección de la “siembra” o diezmo.

-¿A dónde va ese dinero?

-A Houston. Es para la madre y se recoge en todas las congregaciones.

Leonardo Jaramillo asistió durante 16 años a Creciendo en Gracia y hoy está con ‘Cristo Lisbet’. Los argumentos también se repiten: que esta sí es la verdad; que la transformación era una farsa mística, pero la inmortalidad es cierta; que José Luis retorció la Biblia a su conveniencia; que Lisbet se apega a las escrituras para demostrar lo que predica...

“Si antes nos culpaban de locos, ahora peor que decimos que Cristo es una mujer”, expresa entre risas Leonardo mientras de fondo suena un merengue/alabanza, que sale por un parlante con el volumen mal ecualizado.

Las organizaciones de Ecuador

El pasado 5 de junio, EXTRA solicitó por mail una entrevista con la autoridad responsable de cultos del Ministerio de Justicia. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, dicha cartera no había emitido una respuesta.

Creciendo en Gracia fue reconocida en nuestro país en 2001 y es una de las 1.875 sectas o agrupaciones religiosas con personalidad jurídica, otorgada por el Ministerio de Gobierno según cifras recogidas en 2007.

De todas ellas, 524 se ubican en Guayaquil. Estas organizaciones religiosas estaban registradas legalmente en la Dirección de Asesoría Jurídica del Ministerio de Gobierno. Pero, en la actualidad, es el Ministerio de Justicia el que se encarga de este tema. (Diana Romero)