Bandas delictivas como Los Choneros, Lagartos, Tiguerones, entre otras, tomaron notoriedad por los relajos carcelarios del año pasado. De esa temida fama se aprovechan algunos ‘sapos’ que fingen ser sus integrantes para, mediante llamadas o mensajes de textos a celulares, sacarle plata a la ciudadanía.

El mecanismo es llamar a las víctimas para amenazarlas diciendo que les van a hacer daño si no se ‘manifiestan’ con un billete. Este tipo de artimañas proliferan desde antes de la época navideña. Por eso es necesario conocer cómo prevenir las extorsiones.

El capitán de Policía Juan Ávila, jefe del departamento de Análisis de la Información de la Unase (Unidad Nacional de Investigación Antisecuestros y Extorsión) en Guayas, explica que los implicados buscan a personas de perfil económico alto, profesionales como médicos, abogados, contratistas, entre otros.

Para complementar la selección del ‘pato’, revisan sus redes sociales, buscando algún número de contacto, pues muchos lo publican, por sus negocios o profesiones.

En los perfiles también detectan alguna otra información relevante, como pertenencias o propiedades que tenga la víctima. He ahí que resulta importante tener precaución de qué se difunde y qué no en estas plataformas digitales.

“Cuando realizan una llamada se toman esos nombres, aseguran ser el comandante o determinado alias de esas estructuras, y solicitan ayuda (económica). De lo contrario, argumentan que los tienen identificados, saben sus movimientos y que atentarán contra sus vidas”, explica Ávila.

Estos ‘sabidos’ andan pendientes de qué grupos criminales o delictivos están sonando. En 2018, cuando la justicia ecuatoriana requería a Walter Arízala, alias Guacho, líder del Frente Oliver Sinisterra, los extorsionadores decían pertenecer a esa agrupación narcoguerrillera.

REGATEAN

El agente policial menciona que los sujetos empiezan exigiendo una cantidad elevada, como 2.000 dólares, pero luego echan el ‘cuento’ de estar conscientes de que tratan con personas tranquilas, entonces rebajan la tarifa a 500 o 200 ‘verdes’. Luego proporcionan cuentas bancarias para que les depositen el dinero.

Ávila recomienda que, en vez de dar plata, los intimidados opten por recopilar la mayor cantidad de información de los ‘sorprendedores’ (número, característica de la voz o algún dato que permita reconocerlos), para luego denunciarlos a la policía y que los localicen.

Danny Vizueta Prado, fiscal 17 de Investigaciones y Flagrancia, indica que este tipo de conductas se ajustaría a lo que señala el artículo 185 del Código Orgánico Integral Penal como delito de extorsión, que con agravantes podría llegar a tener una pena de hasta siete años de cárcel.

Según el mayor Custode de la Unase, una de las mayores dificultades es que estas bandas también operan fuera del país. “El patrón es parecido. Alguien compra un chip en Ecuador y con ese número puede tener una cuenta de WhatsApp en cualquier otro país con red de Internet”.

Vizueta exhorta a la ciudadanía a acudir a una fiscalía, de preferencia que sea de flagrancia (atiende 24 horas), mientras se continúa mensajeando con el extorsionador para colocar la denuncia. De esa manera, la entidad puede coordinar de inmediato con la Policía Nacional, para verificar el origen de esas llamadas o mensajes.

RECOMENDACIONES 

No publicar datos específicos sobre la vida personal e íntima en redes sociales.

No acceder a sitios webs de dudosa procedencia.

No perder la calma cuando usted o un familiar reciba uno de estos mensajes.

Denunciar inmediatamente en una fiscalía, o llamar al 911.