“Necesito Actemra de 200 mg para mi papá, alguien por favor sabe de algún lugar o distribuidor autorizado en Guayaquil que aún las tenga, por favor avisarme. Difundan porfa”. Ese mensaje circuló el 26 marzo en Twitter y obtuvo una respuesta: “Hay 60 Actemra”.

También en esta red social se oferta el fármaco, acompañado de números telefónicos para el respectivo contacto. La misma situación que vivió el país entre mayo y julio del año pasado cuando se detectó una red de corrupción dentro de los hospitales del IESS en plena crisis sanitaria y por la cual se encuentra detenido Abraham Muñoz, entrenador de Daniel Salcedo, investigado por el presunto delito de peculado en el hospital de Los Ceibos.

En ese entonces la ampolla, que cuesta 300 dólares, era ofrecida en Twitter hasta por $ 2.000 cada una. Hoy el precio para los desesperados familiares de los contagiados está entre los 800 y 1.000.

Glenda tiene una amiga con COVID-19, a quien se le está complicando la salud, pero antes de que le pidan Actemra, ella decidió averiguar en las distribuidoras farmacéuticas del centro de Guayaquil.

“Recorrí una a una, en varias me dijeron que nunca las han vendido, en otros sitios se les acabaron. En una distribuidora grande un despachador me dijo que hace un mes no les llegaba, pero que espere, pues un compañero recién consiguió unas. Hablé con esa persona y me dijo que me conseguía en dos horas las que deseaba, cada una 800 dólares. Le dije: ‘No me va a dar una chimba’ y me respondió que me quedara tranquila que es de laboratorio y está refrigerada”, contó.

Ante la denuncia ciudadana sobre el sobreprecio del fármaco, el gobernador del Guayas, Luis Chonillo, encabezó una reunión con la Fiscalía, Intendencia, Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) y Policía Judicial en la que se resolvió hacer operativos de control con inteligencia.

“En Fiscalía no tenemos oficialmente ninguna noticia del delito para poder investigar, como es un tema de especulación por precios de medicamentos se trataría de una contravención que estaría a cargo de la Intendencia de Policía. En el momento que se trate de un presunto delito de acción penal pública, allí estaríamos tomando acciones”, explicó la fiscal provincial del Guayas, Yanina Villagómez.

Sin embargo, Chonillo, sobre la comercialización ‘por izquierda’ del fármaco, planteó dos graves escenarios: “Un distribuidor aprobado lo ha importado y entregado a las cadenas farmacéuticas y personas han comprado más allá de lo permitido, especulando con los precios”. Y la otra es que “hay una especie de contrabando de un producto parecido que está circulando”.

De ser cierto lo último, “es preocupante porque no garantiza la cadena de frío que debe tener. Un ciudadano paga tanto por las ampollas, pero probablemente ni le sirvan. ¿Dónde las almacenan? En casa, lugar que no respeta las especificaciones técnicas que debería tener el medicamento”, indicó.

Pacientes 'manoseados'

Pero... ¿por qué es tan apetecida la Actemra? La doctora y psiquiatra Julieta Sagñay, quien se contagió de coronavirus, lo cuenta desde su experiencia.

En marzo del año pasado solicitaba de este medicamento para salvar su vida. “Saturaba 80 y estaba lista para ser intubada. Se usa la Actemra para evitar que el paciente pase por ello, cuando no responde a otros tratamientos. Este fármaco ayuda a desinflamar los pulmones, pero baja las defensas y cualquier infección hospitalaria se puede presentar, como la tuberculosis u otra bacteria. Por eso cuando me la aplicaron, me aislaron”.

Aclara que el fármaco es de uso hospitalario, pero que no funciona en todos los casos. “Existe un estudio estadounidense que revela que la Actemra funciona en un 4 por ciento de pacientes. Otro problema es que los pacientes van ‘manoseados’ al hospital, lo trata el médico del barrio, enfermera, le dan una artillería de antibióticos, le meten corticoides de una y estos te bajan el sistema inmune. Llegan casos en los que no se puede hacer nada”, sostiene.