El tormento que Mariana Maldonado vive diariamente en su casita de Inchalillo, en el cantón Rumiñahui, se ha aplacado, al menos, un poco. Las manos solidarias se han unido para socorrerla desde que EXTRA publicó su historia.

El reportaje se ha difundido por diferentes medios y la gente se contactó con esta comerciante, de 63 años, para conocer dónde vive. “Dando gracias a mi Dios, sí han venido personas y me han traído cositas”, contó Marianita sentada en su cama dentro del pequeño inmueble.

La mujer señaló que los primeros en visitarla fueron vecinos que le llevaron fundas con compras, con pan, fruta y alimentos no perecibles. Aunque por la estrechez de la casa, las cosas fueron acomodadas en el piso, con el riesgo de que algunos productos no sean bien aprovechados.

“Vinieron también los señores de una fundación (privada) y me regalaron esto”, dijo Marianita con una sonrisa que desplazó por un instante su llanto. Parándose con la ayuda de su andador metálico se dirigió hasta un pequeño refrigerador que le entregaron para que allí pueda guardar sus medicinas, como la insulina que le regalan en el hospital y que necesita para controlar la diabetes.

Cerca de las compras también está el armazón de una cama que, asimismo, le obsequiaron. “Estoy muy agradecida, pero no puedo usarla porque la casita es bastante angosta”, lamentó.

Por ahora tendrá que seguir acomodándose junto con su hija, quien tiene una discapacidad intelectual, en el viejo camastro que han usado por 17 años para dormir.

“Gracias a EXTRA”

Ante este caso también se hizo presente el Municipio de ese cantón, a través de la organización Misión Social Rumiñahui.

Su presidenta, Pamela Paredes, indicó que conocieron de Marianita “gracias a una publicación que EXTRA realizó y que se difundió en redes sociales”. Por ello, el 2 de enero fueron con un equipo hasta el domicilio para hacer un análisis de la situación médica y social.

Paredes dijo que acudieron con una doctora para revisar a la mujer y a su hija y determinar sus condiciones médicas.

“La señora no solo padece de diabetes, también tiene una hernia en su abdomen y tiene que operarse una de sus rodillas”, detalló.

En cambio, determinaron que la joven debe recibir terapias por su discapacidad intelectual, las cuales serán cada 15 días. Además, Paredes afirmó que se harán gestiones con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) para que el bono que recibe de 55 dólares pueda aumentar.

Ante todo ello, Marianita agradece y pide que la ayuda llegue más allá. “Le ruego al señor presidente (Guillermo Lasso) que me regale una casita y que me permita trabajar en el quiosco que tenía en Sangolquí”, pidió.