Lejanos y prolongados gritos de lamentos de supuestas personas, ruidos de golpes y la presencia de sombras con formas extrañas durante las madrugadas son las experiencias por las que han pasado personas que viven alrededor del Cementerio General de Chongón, parroquia urbana del cantón Guayaquil, en la provincia de Guayas.

Claudio Mendieta todavía recuerda cuando lo que sería un espectro llamó su atención desde adentro del lugar. Esto le ocurrió en febrero de 2018, cuando estaba asomado en la ventana de su casa.

En la madrugada, aproximadamente a las 02:00, el ente asomó su cabeza y parte del torso por encima de la pared de la fachada, mientras trataba de esconderse entre la oscuridad de la noche y un árbol de aproximadamente 2 metros de altura.

Esta escena no lo asustó, por lo contrario, lo impulsó a buscar respuestas porque coincidía con experiencias por las que habían pasado sus familiares y vecinos.

Según la descripción del guayaquileño de 29 años, el espectro tenía la silueta de una persona alta, ojos grandes, y portaba una especie de capucha.

“Al frente de mi casa está el cementerio. Estaba chateando en mi celular, de pronto levanto la mirada y veo esa cosa. Me lo quedé mirando y con su mano me empezó a llamar. No logré verle muchos detalles porque era de madrugada y dentro del cementerio no hay luces. No me asusté y quise seguirlo, pero cuando me acerqué a la pared ya había desaparecido”, recordó.

Claudio repitió la experiencia la noche siguiente. “Me volví a quedar en la ventana y a eso de las doce de la noche volvió a asomarse. Esta vez solo se me quedó mirando con sus grandes ojos y después de unos minutos se esfumó. Ya había escuchado que personas habían visto esta sombra, incluso una tía también. Pensaba que solo eran cuentos”, acotó.

NO LE PARÓ BOLA

Flor Mendieta, tía de Claudio y quien vive en el sector hace 40 años, reveló que antes el camposanto no tenía las paredes de la fachada, por lo que algunas veces vio espectros desplazarse entre las tumbas. Ya no recuerda el número de experiencias, pero han sido tantas que les perdió el miedo. Ya no les ‘para bola’.

“Antes uno ni quería acercarse por las noches porque se veían fantasmas vestidos con una especie de túnica que les cubría hasta los pies. Una vez me acerqué a uno que estaba sentado en una tumba porque se estaba quejando, pero cuando estuve cerca me miró, se levantó y se esfumó, en ese momento sentí frío. Y los gritos siempre se escuchan”, contó.

PORTAL DIMENSIONAL

El especialista en hechos paranormales, Ronald Chávez, luego de una meditación en el lugar, pudo percibir la presencia de almas en pena (espíritu o fantasma de una persona, que después de morir, vaga sin descanso) y pueden ser perjudiciales para los moradores del lugar.

“Son almas que no han trascendido a un plano superior. Los cementerios son lugares donde hay muchas almas, por lo tanto, se convierte en un portal dimensional y eso las personas lo utilizan para hacer rituales. Aquí hay muchas almas malignas”, dijo.

Para que las personas que viven cerca del cementerio no se vean perjudicadas pueden hacer un sellamiento a la casa, recomienda. “Se lo hace con un artículo que represente su fe. Los espacios físicos no son límites para las almas, por eso que puede trascender y llegar a los hogares”.