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La restricción de licor pone en aprietos a negocios
Restobares y licoreras de Guayaquil afirman que tienen pérdidas en un 70 %. Experto en Economía Popular teme que sea la estocada final.
La expresión ‘Mírame y no me toques’ cae precisa en los negocios que expenden bebidas alcohólicas, como licoreras y restobares. Los productos deben permanecer en las perchas o refrigeradoras de jueves a domingo, incluso en los feriados.
Se trata de una de las resoluciones del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Cantonal para evitar la propagación del COVID-19 en Guayaquil. Pero para los administradores de los establecimientos significa pérdidas económicas y la eliminación de fuentes de trabajo.
Pese a que predominan las bielas, la refrigeradora panorámica del restobar de Narcisa Bautista, situado en el centro de Guayaquil, solo se abre para sacar los ingredientes con los que prepara las comidas.
Es la primera vez en tres décadas, que doña Narcisa se siente con las manos atadas por las restricciones, al extremo que ha tenido que sacar a uno de los empleados.
“La mayoría de los clientes pide una cerveza en las comidas, un ingreso que me permitía completar los 1.300 dólares del alquiler”, comentó.
Marcelo Solís lamenta que las ventas del minimarket bajen en un 70 %. Si continúa así la situación, indica que deberá despedir a uno de sus tres empleados.
La Asociación de Bares y Discotecas del Guayas tenía previsto entregar la tarde de ayer una propuesta al Municipio de Guayaquil en la que solicitará dejar sin efecto la medida; y en su lugar se les permita vender alcohol con acompañamiento, de 17:00 hasta la medianoche.
“La alcaldesa Cynthia Viteri nos dio la oportunidad de reactivarnos al funcionar como restobares, los que nos obligó a invertir en modificaciones; pero con esta medida nos vuelven a golpear, prácticamente nos dejan en cero”, manifestó Ernesto Vásquez, presidente del gremio.
El dirigente sostiene que los días autorizados para el expendio no son representativos económicamente. Advierte que la restricción puede conllevar a la proliferación de ‘huecos’ y bares clandestinos, un riesgo mayor de contraer el coronavirus.
Gelacio Mora, miembro de la organización Tejido Social de Guayaquil, señala que hay incoherencia en la toma de medidas, además no se compadecen con la realidad.
Mora sostiene que la ley y la ordenanza no deben ser discriminatorias en personas ni negocios.
“El radicalismo es malo y mucho peor cuando es selectivo, cuando se afecta a un segmento de la ciudad que no tiene padrinazgo político. Es inaudito que se persiga a pequeños comerciantes bajo pretexto de poner orden en la ciudad”, enfatizó.
Diego Zambrano es un experto en Economía Popular. Indica que las pérdidas son menores en comparación a los meses del estado de emergencia (de marzo a mayo), “pero puede ser la estocada final de negocios que se han endeudado recientemente y son afectados con las restricciones”.