El temor que hay entre los pescadores -este septiembre de 2023- es evidente. Tienen miedo de perder el acceso a su fuente de ingresos, su alimento, sus embarcaciones, todo lo que les permite saciar su hambre y sostener a sus familias. Aseguran estar conscientes de que, de establecerse un área de reserva en donde se les impida pescar, todo empeorará y difícilmente tendrían otras oportunidades para mantener a sus hogares. Por eso, hay quienes no descartan que en su vulnerabilidad llame a sus puertas el narcotráfico y ellos deban abrirlas.

Algunos ya han sido tentados en el pasado, pero han evitado terminar en ese mundo, porque su trabajo en la pesca les ha permitido llevar una vida de manera honrada, según cuenta Pedro, habitante de una comunidad costera en la provincia del Guayas. Sostiene que de no tener ingresos, por la necesidad de comer, él sí pensaría en aceptar alguna propuesta para trasladar sustancias ilícitas en su embarcación.

(Lee también: El legado y la importancia criminal de ‘Madrid’, líder de Los Lobos asesinado en Quito)

El motivo

“Ya la gente lo haría por necesidad, ya no se dedicaría a la pesca, sino a cosas malas, como el narcotráfico, el contrabando… Hay que comer, todos los días hay que llevar un centavo a la casa”, afirma el hombre, quien está a cargo de un viejo y pequeño barco en el que trabajan alrededor de diez hombres. Explica que a ellos se suman las personas que se acercan en lanchas para adquirir algo de producto económico, que luego venderán en sus puestos en los mercados o en sus recorridos -a pie, en carro o moto- por las calles de sus comunidades. El comunero enfatiza que es probable que todos ellos también queden sin trabajo.

Esta preocupación de los jornaleros surge a raíz de la creación de una reserva marina de 8 millas náuticas (14,8 kilómetros) anunciada por el Gobierno Nacional, con el objetivo de proteger los ecosistemas y especies marinas. Un acuerdo establecido en una cumbre en Panamá y que, según sectores pesqueros, ni siquiera lo han socializado para conocer los pros y contras. Sin embargo, como mencionaba el lugareño, no es novedad que los grupos criminales traten de captar pescadores. El problema, ahora, sería que esta vez los artesanos del mar sí podrían verlo como su mejor fuente de ingresos.

(Además: Violencia en Portoviejo, Manabí: Abogado George Farfán Intriago fue asesinado a tiros)

El sociólogo Gabriel Castro explica que, en principio, se podría observar una competencia agresiva entre los pescadores, al verse restringidos en sus labores, pero luego sería inevitable que busquen otra fuente de ingresos. “Hay un alto riesgo de realizar actividades ilícitas como formas de sustento familiar”, sostiene. Empero, deja claro que en ninguna circunstancia quien realice un acto ilícito podrá justificar el cometimiento de un delito, aunque estos hechos probablemente serán analizados a la hora de que las autoridades judiciales tomen una decisión, entre dictar una pena mínima o la máxima estipulada en el Código Orgánico Integral Penal (COIP).

(Te puede interesar: Fernando Villavicencio: Retiro de placa de su tumba desata nueva polémica familiar)

En la ley se establece que los cargos por tráfico de drogas varían según la cantidad de producto ilícito con la que una persona sea descubierta y que puede recibir una sentencia desde un año hasta trece, de acuerdo a la escala (ver infografía) establecida en una tabla creada en 2015 por el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep). Añade que algunos pescadores podrían aferrarse al artículo 33 de la Constitución de la República, que garantiza el derecho al trabajo como fuente de realización personal y base de la Economía. Por ese motivo, afirma que es obligación del Estado conseguir que los ciudadanos tengan una forma de laborar con dignidad, de manera legal.

“A través de sus ministerios (el Gobierno) debe establecer políticas públicas que resuelvan de alguna manera el impacto que pudiera generar decisiones políticas en cuanto a las actividades económicas pesqueras que, incluso ancestralmente, han sido parte de las culturas de la Costa ecuatoriana”, enfatiza Castro.

Valores en casa

El sociólogo Fabricio Medina argumenta que antes de tomar una decisión, algunos pescadores -siempre al inicio- van a considerar los valores inculcados en el hogar, pero eso no los limita a “modificar sus pensamientos”. Y a eso aumenta que algunos no accedan a cometer actos ilícitos solo “por la necesidad económica, sino por amenazas y zozobra social”.

Eso coincide con lo publicado en un informe elaborado por la Policía Nacional y el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), en el que durante un análisis de la información del Narcotráfico que existe entre los años 2019 y 2022 se reafirma que un grave problema en el país es la “captación de los pescadores locales por parte de grupos delictivos transnacionales para el envío de drogas a Centroamérica”.

Los pescadores tienen miedo, pero es muy probable que pronto también sientan hambre, lo que podría llevarlos a verse obligados a caer en las redes, no en las que realizan sus faenas, sino en las del narcotráfico.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!