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¡Al rescate del brazo de Joel!
El accidente ocurrió el 18 de agosto, pero el niño aún permanece hospitalizado. Ha tenido cuatro cirugías.
A su madre le preocupan los costos del tratamiento.
Apenas quedaba carne en el brazo de Joel cuando el perro lo soltó. Una parte considerable del antebrazo derecho del niño, de 12 años, había sido destrozada por el pitbull que vive en la terraza del casero de su padre. “A Joel le gustan muchísimo los animales”, dice su madre, Alexandra Gaibor.
Pero la señora aún no asimila el accidente que dejó a su hijo con una grave lesión. Era tal el daño que los médicos contemplaron la posibilidad de amputar la extremidad, sobre todo para evitar que la infección se extendiera.
Han pasado aproximadamente dos semanas del incidente. Joel estaba de vacaciones en la casa de su papá, ubicada en Tréboles del Sur, cuando ocurrió el ataque. Minutos más tarde, Alexandra recibió una llamada telefónica: su muchacho había sido llevado a un centro de salud, allí le brindaron los primeros auxilios, pero por la crítica situación de su brazo fue trasladado a una clínica especializada.
La primera vez que el niño entró al quirófano se pudo evaluar la herida y retirar el tejido muerto. El nervio radial (encargado del movimiento del brazo) estaba despedazado.
“Me da mucha tristeza verlo así. Él es un niño tranquilo, feliz y buen estudiante”, dice Alexandra con voz entrecortada. “Nunca me dio problemas en la escuela. Siempre ha sido un buen ejemplo para sus hermanos, que tienen cinco y dos años”, añade.
No lo han visto desde que ocurrió la tragedia, pero cada vez que hablan por teléfono con Joel, le pregunta cuándo volverá a la vivienda, ubicada en el Camal Metropolitano, en el sur de la ciudad.
Pero no hay certezas para responder a esa pregunta. Todo depende de cómo evolucione al tratamiento. Hasta el momento, ha pasado cuatro veces por la sala de operaciones y, aunque su pronóstico es alentador, Alexandra teme que los gastos médicos continúen multiplicándose, más ahora que está sin trabajo.
Se mantienen positivos
Antes de la pandemia, ella trabajaba en lo que podía para solventar las necesidades de sus tres retoños. “Especialmente en limpieza”, explica. Sin embargo, no cuenta con un ingreso fijo.
Menos aún ahora que no se separa de la cama en la que permanece Joel. “He tenido que dejar encargados a sus hermanos para acompañarlo”, añade.
Aunque está abrumada por la situación que vive, reúne fuerzas para elevar el ánimo de su muchacho. Le dice que todo estará bien, pese a que por dentro siente que se derrumba.
Han sido tantos los esfuerzos que Alexandra ha hecho para sacarlo adelante. “Terminó la escuela haciendo muchos sacrificios, no tenemos computadora ni internet, teníamos que pedirlo prestado para cumplir con los trabajos. Solo contamos con mi celular que mis hijos se turnaban para el estudio”, precisa.
Ella está consciente de que la recuperación de Joel será larga y dolorosa. Pero no permitirá que deje el colegio. “Yo estaré con él para ayudarlo en los deberes, en lo que necesite. No quiero que esto haga que se rinda. Debe seguir estudiando”.
No dejará que el chico se desaliente, incluso ha pensado en cumplirle uno de sus sueños con tal de que Joel no se deprima por su estado de salud. “Siempre quiso una bicicleta, pero no he tenido los medios para comprársela”, acota Alexandra, mientras en su mente sortea ideas con las que podría juntar el dinero para la ‘bici’.
Ahora su prioridad es que su hijo se recupere y que las secuelas que dejó el accidente sean mínimas.
Dos fases para la recuperación
Hugo Barros, médico encargado de tratamiento de Joel, quedó atónito cuando vio la herida del chico. La descripción que le habían hecho sobre el daño se “quedó corta”.
Después de la primera cirugía, los especialistas comprobaron que había una pérdida total del nervio radial (encargado de los movimientos del miembro) y de muchísimo tejido de la parte anterior y posterior del brazo. También notaron un fractura: la de peor pronóstico, una expuesta de grado 3 C (mecanismo traumático y grado de contaminación de una lesión).
Este análisis hizo que los médicos optaran por un trabajo en dos etapas: control de la infección y reconstrucción.
En la casa de salud han apoyado a la familia del muchacho con la reducción de costos, aún así el médico asegura que es difícil precisar cuántas cirugías necesitará para sanar y el valor del tratamiento.
No solo intentan salvar su brazo, sino que este sea funcional. “Tratamos de que las secuelas sean mínimas. Debemos reconstruir totalmente el nervio radial, ya que la pérdida es de más de 6 centímetros”, detalla el doctor.
Ayuda
Pese a que no existe certeza de cuántas cirugías necesitará Joel, su madre asegura que el tratamiento podría costar hasta 50 mil dólares. Una suma con la que no cuenta ni en sus mejores sueños. “Yo soy una persona de bajos recursos y solo puedo decir a la gente que nos está ayudando que Dios les pague de todo corazón. Esto lo hago solo por mi hijo”.
Si usted desea colaborar, comuníquese al teléfono 098-496-5076.