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En Quito, tres miembros de Los Choneros fueron detenidos. Uno dijo ser supuesto sicario.cortesía

Reclutamiento juvenil en Quito deja al descubierto penetración de Los Choneros

Secuestros, asesinatos y capturas son indicios de que esta organización narcodelictiva busca refugio en ciudades de la Sierra, según expertos.

La expansión del crimen organizado en Ecuador ha llegado a nuevos niveles, y uno de los temas más preocupantes de este 2025 es la creciente presencia de Los Choneros en la región Sierra. Tradicionalmente ligados a la Costa, donde han sido protagonistas de múltiples hechos delictivos, esta banda liderada por el prófugo José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, ha comenzado a tejer su red delictiva en zonas que, hasta hace poco, se mantenían al margen de su influencia directa.

Durante abril de este año, tres hechos encendieron las alarmas sobre su incursión en la Sierra. En tan solo tres días, se registraron dos capturas y un asesinato en Quito e Ibarra. En cada uno de estos casos, el nombre de Los Choneros salió a la luz como una constante perturbadora. La situación ha despertado preocupación entre expertos en seguridad, quienes ven señales claras de una estrategia de expansión territorial por parte de esta organización catalogada por el actual Gobierno como terrorista.

El caso más reciente ocurrió la noche del 7 de abril, cuando un taxista que trabajaba con una aplicación móvil fue víctima de un secuestro exprés en el norte de Quito. Dos hombres abordaron su unidad en Carcelén y, a pocos minutos de iniciar el trayecto, lo amenazaron con una pistola y un cuchillo. Lo obligaron a conducir hasta el sector de Atucucho, nororiente de la ciudad, donde posteriormente fueron interceptados y detenidos.

Este hecho se registró en el norte de la capital.MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ

La policía capturó a tres sospechosos: un adulto de 30 años, y dos jóvenes de 18 y 16 años. El mayor de ellos afirmó ser sicario de Los Choneros y confesó que estaba enseñando a los dos más jóvenes cómo delinquir. Esta afirmación llamó especialmente la atención de Alexandra Mantilla, perfiladora criminal y analista de seguridad, quien calificó este hecho como un indicio grave. “Esto es un dato muy importante. Si uno de ellos dice que están entrenando, bien podríamos estar frente a una escuela del crimen como las descubiertas en Ventanas o Durán”, afirmó.

Para Mantilla, Quito se estaría convirtiendo no solo en una zona de operaciones, sino en un punto estratégico para el adiestramiento de nuevos delincuentes. A esta teoría se suma un hecho ocurrido en agosto de 2024, cuando tres individuos fueron capturados tras ejecutar un secuestro en el sector de Cochapamba. Ellos pertenecerían al grupo criminal R7, una escisión surgida del interior de Los Choneros, y habían llegado desde Santo Domingo de los Tsáchilas a Quito. La movilidad interprovincial de estas organizaciones es parte de una estrategia clara de expansión.

‘Santuarios’ delictivos

Mario Pazmiño, exjefe de Inteligencia del Ejército ecuatoriano, señala que estos eventos demuestran un proceso de reposicionamiento del crimen organizado. “La migración criminal a zonas como la Sierra hará que su presencia sea mayor en el territorio. Y cuando se movilicen, siempre tendrán un grupo que se protegerá entre ellos”, explica.

Esta lógica de expansión con estructuras de respaldo interno es común entre grupos delictivos bien organizados, y permite que sus miembros se movilicen sin quedar desprotegidos, describe Pazmiño.

Uno de los aspectos más alarmantes de este fenómeno es la creación de ‘santuarios’ delictivos. Pazmiño detalla que estos espacios están bajo el control de las bandas, funcionando como territorios donde ni la policía ni las leyes tienen autoridad real. “En Quito, hay cerca de 19 y a nivel nacional hay 187”, afirma. Estos ‘santuarios’ permiten la reproducción y sostenimiento del crimen organizado, al funcionar como refugios, centros de operaciones y zonas de reclutamiento.

La presencia de Los Choneros en Quito ya tiene puntos geográficos concretos. Pazmiño menciona que sectores como La Roldós, Cotocollao y San Roque muestran signos claros de influencia por parte de esta banda. Sin embargo, esta expansión no es pacífica. En la capital ya existen otros actores delictivos establecidos, como Los Lobos, banda que también ha crecido notablemente en los últimos años. La convivencia entre estas agrupaciones ha derivado en disputas violentas.

Una muestra de ello fue el asesinato ocurrido el 6 de abril, en una discoteca de Quitumbe, sur de Quito, zona dominada por Los Lobos. En este hecho murió Marco Yagloa, de 31 años, que había sido detenido anteriormente por extorsión. En esa ocasión, se identificó como integrante de Los Choneros, aunque no llegó a ser juzgado. Su muerte en territorio de una banda rival abre la posibilidad de una guerra de plazas entre estos grupos.

El sujeto de la derecha fue la víctima de la discoteca.cortesía

Megaoperativos contra bandas

Pese a este panorama, los esfuerzos estatales para combatir el crimen organizado han tenido avances, según Arturo Torres, periodista de investigación con experiencia en temas de seguridad. Él destaca que en la Costa, donde Los Choneros tienen su base, la ofensiva del Estado ha sido sostenida a través del Bloque de Seguridad. “La dinámica para combatir a la delincuencia sí ha tenido un giro. Ya no solo se reacciona, sino que se conforman megaoperativos en barrios populosos, con detenciones masivas”, explica.

Esto ha golpeado parcialmente a Los Choneros, según Torres. La presión policial ha generado bajas importantes dentro de la estructura del grupo, con aprehensiones de sus líderes y operadores. En ese contexto, las bandas buscan nuevos territorios donde puedan operar sin ser detectados. Ciudades como Quito, Ambato, Riobamba o incluso Ibarra podrían convertirse en refugios momentáneos mientras baja la presión en la Costa.

Uno de esos casos se registró el 4 de abril en Ibarra, cuando fue capturado Julio Alfredo Andrade Reyes, alias Loco de la Carretera, señalado como integrante de Los Choneros. Su detención fue producto de meses de investigación. Tenía un historial delictivo que comenzó en 2021, cuando formaba parte de una banda de asaltantes con la modalidad sacapintas, en Santo Domingo de los Tsáchilas. A pesar de haber sido sentenciado a tres años de prisión, permanecía libre con medidas sustitutivas, lo que le permitió seguir operando con impunidad.

Este patrón de criminales que aprovechan las debilidades del sistema judicial para continuar delinquiendo es otra de las preocupaciones que autoridades como John Reimber, ministro del Interior, han expresado. La falta de compromiso de autoridades judiciales, según el funcionario, permite que las bandas se reorganicen rápidamente, aunque sus miembros sean capturados de forma ocasional.

Si bien las autoridades han reforzado los operativos y logrado detenciones importantes, la situación exige una respuesta integral, sostenida y preventiva, coinciden los expertos. 

El sujeto fue detenido el 11 de abril.cortesía

Fuga hacia la Amazonía y un reposicionamiento

Pero no solo la Sierra ha sido un punto de fuga para Los Choneros. También lo ha sido la Amazonía, región donde su nombre ha cobrado fuerza en la zona norte, por ser parte del denominado Triángulo dorado de la droga, que tiene su punto de cruce también en la Sierra.

Aunque también han sido identificados en puntos más hacia el sur. El caso más reciente es el de Ángel V., alias Galo, señalado como el líder del grupo en Santa Rosa, El Oro, quien habría buscado refugio en el área de Sevilla Don Bosco, cantón recién creado en Morona Santiago.

Un megaoperativo se ejecutó la madrugada del 11 de abril, en un área de difícil acceso, a la cual se ingresaba por un camino de tercer orden.

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