Aunque una cuenta de ahorros inactiva y vacía pueda parecer inofensiva, la realidad es que mantenerla en ese estado podría hacerle perder valiosas oportunidades bancarias ‘hasta las mismas’.

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Mientras su cuenta de ahorros está ‘dormida’, otros clientes disfrutan de promociones como tasas de interés preferenciales e incluso programas de inversión.

¿Lo peor? Dejar una cuenta inactiva por demasiado tiempo puede hacer que los bancos dejen de considerarlo un cliente prioritario para otorgar préstamos. Además, muchas cuentas inactivas están sujetas a cargos por mantenimiento o, en casos extremos, podrían resultar en la pérdida de fondos si no se reactivan en un periodo determinado, generalmente entre 6 meses y un año.

Más allá de las ventajas, la simple existencia de una cuenta activa es crucial. En Ecuador, según el Banco Central, 8.8 millones de adultos, es decir, el 71.8% de la población, ya están vinculados al sistema financiero. El resto, por el contrario, están por fuera de este.

"Tener acceso a una cuenta de ahorros es el primer paso hacia una mayor inclusión financiera, ya que permite a muchas personas administrar dinero de manera rápida y ágil, enviar y recibir pagos, convirtiéndose casi en una necesidad básica para un habitante del siglo XXI”, explica Esteban Correa, subgerente comercial de la Cooperativa Andalucía.

Y es que el acceso a servicios financieros, especialmente en su modalidad virtual, simplifica enormemente las transacciones diarias, evitando largas filas y viajes innecesarios a los bancos. Incluso, le ahorra las monedas del pasaje.

Sin embargo, Correa señala que muchas personas de la tercera edad todavía muestran resistencia a realizar transacciones bancarias a través de medios digitales, por miedo, sin reconocer que su dinero está mucho más seguro en una entidad financiera que guardado a la ‘antigüita’, bajo el colchón.

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