Exclusivo
Quito
Vecinos de Santa Anita de Oyacoto piden exoneración de la tarifa de 60 centavos
Dicen que salir del barrio les cuesta un ‘ojo de la cara’. Panavial hizo una inspección en la zona.
Los vecinos de Santa Anita de Oyacoto, en la salida norte de Quito, guardan los tickets del peaje como prueba de lo caro que les resulta vivir allí. Todo para avalar su inconformidad y su reclamo para ser exonerados de ese pago.
Es el caso de Leonardo Napa, él ‘colecciona’ en una funda plástica los papelitos y según sus cuentas paga al menos 950 dólares al año por salir de su barrio.
“Vivo nueve años aquí y con esto ya me podría comprar un carro o pagar los préstamos que tengo”, reclama.
Es por eso que el fin de semana se tomaron las instalaciones del peaje para que la empresa Panavial escuche sus reclamos.
“Esta vez fue pacífica, pero si no nos dan oídos tomaremos otras acciones”, dijo a EXTRA Olga Pullas, presidenta del barrio.
SIN OBRAS
La molestia de las al menos, 600 familias del sector también es porque, según ellos, no se han evidenciado obras en los alrededores del peaje. “No hay luminarias, las veredas están rotas, nuestras calles tampoco están pavimentadas”, reclamó Pullas.
Esto ha ocasionado que aumenten los casos de robos, sobre todo en las mañanas y en las tardes, que es cuando los habitantes salen a sus trabajos y centros de estudios.
Ayer, cuando el equipo de EXTRA acudió al sitio, dos supervisores de Panavial llegaron para hacer una inspección de las obras faltantes.
“No podemos dar entrevistas, solo vinimos a hacer el procedimiento”, comentó uno de ellos.
Sin embargo, luego de que los vecinos entregaran un oficio con sus peticiones la concesionaria los citó para el miércoles, a las 09:00, a una reunión.
Esto no les da muchas esperanzas, pues ya ha habido acercamientos anteriores. “Cuando fui dirigente hasta fue motivo de mofa porque nos dijeron que queremos vivir gratis”, insistió Leonardo Napa.
ENCERRADOS
Los gastos para los comuneros son excesivos, pues allí no tienen instituciones educativas o un mercado. Incluso para los emprendimientos deben salir a Calderón para adquirir la materia prima.
“Hay veces que mejor no compro material porque lo poco que gano se me va en las carreras que son más caras por el peaje”, comentó Marlene Angulo, dueña de una ferretería.
Napa es electricista y hay días en los que debe salir al menos cuatro veces. “Los clientes tampoco vienen porque les toca pagar peaje. Con eso todo se encarece aquí”, explicó.
Para algunos es más barato trasladarse a Guayllabamba que ir a la zona urbana de la capital.