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Quito

Elizabeth Otavalo, madre de María Belén, se despidió de ella en el funeral. Le prometió seguir en su lucha de conseguir justicia.HENRY LAPO

Rezo eterno por María Belén Bernal

En el funeral no hubo ni un gendarme. Organización defensora de los derechos humanos asegura que el femicidio de Bernal sí es un crimen de Estado. La lucha continuará el lunes, dijo la madre de la abogada

Las fotos de María Belén Bernal abundaron en su sepelio. Muchos las llevaban, pero una se destacaba: la que cargaba su pequeño hijo en sus manos.

El chico, de 13 años, no se despegó de su abuela Elizabeth Otavalo entre la multitud que peregrinó desde la Universidad Central, donde fue velada, al camposanto, en el norte de Quito, durante la mañana de ayer.

Ambos se acompañaban en su dolor. Cuando Elizabeth lloraba, él también lo hacía. Y cuando ella cantaba, él igual.

Los dos se convirtieron en los rostros visibles de esta lucha que llevaron adelante luego de la desaparición de la abogada, de 34 años, quien fue vista por última vez el 11 de septiembre pasado en la Escuela Superior de Policía, en Pomasqui, al noroccidente de la urbe.

En medio de la indignación, Eizabeth siguió exigiendo justicia. “¿Por qué salió escondida de la Escuela? Que caigan los que tengan que caer. Son más, muchos más”, aseveró.

La mujer ha argumentado que este caso se trata de un crimen de Estado. “El Gobierno ni siquiera me ha dicho: ‘Lo siento, Elizabeth, algo haremos por ti’”, reclamó.

SIN POLICÍAS

Mientras avanzaban desde el redondel del Ciclista al cementerio, una procesión lila se unió. El niño cambió la foto de su madre para mostrar al sospechoso del crimen, su padrastro, Germán Cáceres, quien está prófugo.

Y fue precisamente por eso que ni un solo policía custodió la marcha fúnebre. La seguridad estuvo a cargo de motociclistas civiles con el apoyo de agentes de tránsito.

“No habrían sido bien recibidos. La indignación es grande”, dijo Carolina Ayala, representante del colectivo Mujeres por el Cambio, que ha dado su apoyo en este caso.

Ni una sola prenda color verde aceituna asomó. Quienes sí acudieron fueron activistas de los derechos humanos, como Alexis Ponce, quien no pudo evitar recordar una vieja lucha.

“Vemos con indignación lo sucedido. Es un femicidio con responsabilidad del Estado”, afirmó. Habló de “amnesia histórica”, pues en 1996 él y otros activistas ya habían exigido al Estado que se investigue el cerro Casitagua, donde fue hallado el cuerpo de Belén.

EL SEPELIO

El cortejo llegó al cementerio. El hijo de María Belén siguió unido a su abuela durante la misa.

“¡Cuántas veces habrá rezado Belén un padrenuestro o un avemaría!”, reflexionó el cura que dirigió la ceremonia antes del sepelio. Durante una hora más, familiares y amigos de la víctima oraron por su eterno descanso mientras sonaba una canción por el altoparlante. “¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón”, decía la letra.

Luego, el féretro fue llevado hasta la tumba. La gente lo cargó y seguía gritando por justicia. “Siempre daba asesoría legal gratis. Nunca preguntaba si había plata”, expresó una amiga de la víctima que acompañó el sepelio.

En la caravana motorizada se repartieron volantes con el rostro de Germán Cáceres.HENRY LAPO

Al final del funeral, Elizabeth dijo que se tomará un par de días de luto, pero “el lunes retomamos la lucha”, anunció luego de que se colocó la lápida sobre la última morada de su hija.

POSIBLES CAMBIOS EN LA POLICÍA

Mientras María Belén era enterrada, la Policía se reunió a puerta cerrada con Patricio Carrillo, ministro del Interior. El piso seis de la Comandancia, ubicada en la avenida Amazonas, en el norte de Quito, fue el escenario del encuentro.

Los temas a debatir: el asesinato de la abogada, la búsqueda del responsable y las ‘cabezas’ de la institución que ‘volarían’ por el manejo que se ha dado al caso.

Estuvieron reunidos por más de dos horas. A la salida, nadie se atrevió a dar detalles sobre lo dialogado. Oficialmente, se establecieron plazos para encontrar a Cáceres y depurar a la institución de los uniformados, como lo exigió el presidente Guillermo Lasso. Él pidió la disponibilidad de cargos de oficiales policiales. Dos generales fueron separados: Freddy Goyes y Giovanny Ponce.

Decenas de personas hicieron una marcha de camino al cementerio.HENRY LAPO

Para Luis Ángel Saavedra, director de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh), lo que ocurrió con la jurisconsulta sí constituye un crimen de Estado. “Existen elementos suficientes para considerarlo de ese modo. El primero de ellos fue la omisión que se cometió cuando no se evitó su muerte”, precisó.

Él indicó que el asesinato se produjo en una entidad estatal por lo que todo lleva a presuponer esta definición.