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Quito
El Rincón del Misterio: En Quito se realizó una celebración celta que dio origen a Hallowen
El Samhain es la fiesta mayor de los wiccanos, donde se reencuentran con quienes ya no están físicamente. Tiene mucho que ver con la celebración a los difuntos en América.
Que las brujas vuelan en escobas, cocinan niños o bailan desnudas alrededor del fuego, son muchos de los estereotipos que se tejen alrededor de estos personajes.
Un equipo de EXTRA fue invitado por un grupo de wiccanos quiteños –una religión pagana de origen celta– a su celebración mayor: El Samhain.
Cae la noche del 31 de octubre y en una casa del norte de Quito llegan 30 personas, entre hombres y mujeres vestidos de negro, púrpura y naranja.
El inmueble de apariencia rústica está adornado de guirnaldas de los mismos colores. En casi todas las esquinas hay velas prendidas, imágenes de duendes, de caballeros templarios. En un altar reposa la imagen de una mujer. “Es la diosa”, comenta Kirké, a quien llaman la maestra y quien preside el ritual.
No tiene nada que ver con la virgen católica. De hecho se autodenominan brujos y brujas. “Este es un aprendizaje continuo, quienes quieren unirse saben que estamos en perpetuo cambio”, explica la maestra.
Esto resulta, además, de una constante búsqueda espiritual que va encaminada al contacto con la naturaleza, es por ello que estos rituales se enmarcan dentro del año agrícola.
Las mujeres participantes y que llevan largas capas son sacerdotisas. “Ellas tuvieron formación académica y una iniciación para serlo” cuenta Kirké.
Allí existe un ciclo formativo de más de un año para entender esta creencia y la espiritualidad que conlleva. Para graduarse es necesario hacer una tesis de magia.
Esta agrupación lleva sus prácticas en la capital por más de 20 años. Kirké y las sacerdotisas más antiguas se formaron con maestras de otros países.
Kirké explica que Samhain significa donde se termina un ciclo para iniciar otro. Es el llamado año nuevo celta. Habitantes que ocupaban los actuales países europeos como Irlanda, Escocia y Reino Unido y su existencia data de la Edad del Hierro, siete siglos antes de Cristo.
Espacio sagrado
Antes de comenzar, una de las sacerdotisas pasa incienso en forma de círculos para limpiar el espacio sagrado. De a poco entran los participantes a la sala principal, no sin antes lavar sus manos en una vasija con agua y hierbas. Luego forman un círculo.
Kirké hace una oración de “separación de mundos”. “En este tiempo que no es el tiempo... separo el mundo terrenal del espiritual”, dice la mujer mientras cruza dos cuchillos de obsidiana. Se invocan a las deidades: el dios y la diosa; así como a los guardianes de los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, aire, fuego y agua. Se cierra el círculo del que nadie puede salir.
Esta tradición, según la experta, llegó a América de la mano de los emigrantes irlandeses con una influencia religiosa que fue llamada The Hallowed Ones o día de todos los Santos. Esas palabras se unieron y dieron origen a lo que hoy conocemos como Halloween.
Los ancestros
Todos encienden velas negras y naranjas y comparten el fuego. En una meditación guiada por Kirké, los presentes se conectan con la tierra y con el universo. “Sientan y visualicen cómo la energía de la madre y del padre se conectan a través de sus pies y sus hombros”.
Todos se quedan en silencio, el lugar en tinieblas. La única luz que se vislumbra es la velas prendidas delante de cada uno.
Prenden velas blancas. “Agradezcan a sus ancestros porque sin ellos no estaríamos aquí y no seríamos lo que somos” les recuerda.
Añade que los antepasados “han venido en una noche en la que se abre un portal para conectarse con los que ya no están en el mundo terrenal”.
Samhain es una forma ritualística que trabaja con energía positiva. No hubo sacrificios ni maleficios. Todo terminó en una mesa común con papas fritas, jugo, frutas y colada morada.