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Quito
Paro nacional: las bombas lacrimógenas van a la chatarrería
Segundo, un adulto mayor, aprovecha los enfrentamientos para ganarse unos dolaritos reciclando los restos de las bombas.
Después de los más fuertes enfrentamientos en las inmediaciones del parque El Arbolito, centro norte de Quito, aún queda recoger los escombros.
Pero lo que para todos es basura y el recuerdo de la violencia del paro –que ya lleva 17 días–, para Segundo es “una bendición”.
Él recoge las bombas lacrimógenas usadas. “Se vende por el aluminio, dicen que es de buena calidad”, comenta.
Segundo tiene 73 años y es oriundo de Riobamba. Se desempeña como pintor de casas, pero desde la pandemia por la COVID-19 el trabajo escasea cada vez más.
“Con esto, al menos, saco para la comida y para el cuartito que arriendo”, agrega.
Guarda los cilindros de las bombas lacrimógenas en una bolsa de tela. “Todavía no sé dónde vender la carga, pero averiguo”, cuenta.
Los gendarmes que todavía hacen rondas por la zona lo ayudan a ver dónde hay más material. “Y eso que lo que lleva ahora es poco. Una familia de recicladores estuvo minutos después de los disturbios recogiendo todo”, comenta el uniformado.
Segundo dice que su edad no le permite estar en las manifestaciones, pero que apoya el paro. “La situación económica es mala desde antes de la pandemia. Eso solo ha empeorado todo”, agrega.
Le contaron que cada kilo de aluminio cuesta unos 80 centavos. Hace cuentas y dice que sacará aunque sea unos cinco dólares para el almuerzo.
El adulto mayor vive solo en el centro de Quito y de vez en cuando va al albergue San Juan de Dios para pedir comida y abrigo.
“Tengo hijos mayores, pero no están en la ciudad y también ya tienen sus familias. Tengo que sobrevivir”, lamenta.
Luego de caminar por el parque también hará rondas por la avenida 12 de Octubre, donde también se han registrado enfrentamientos.