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Quito

En la parada La Carolina todavía hay materiales de construcción arrumados.HENRY LAPO

Metro de Quito sin tanta emoción

Moradores de los alrededores de las 15 paradas no tienen muchas expectativas de dinamizar sus negocios. Tampoco han visto mayores arreglos en el espacio público.

Este 21 de diciembre se inicia lo que el Municipio de Quito ha llamado “proceso de apertura” del metro. Se tiene previsto que el arzobispo de la ciudad eche agua bendita sobre los 18 trenes que transportarán (ojalá) a partir de marzo a los quiteños desde Quitumbe hasta El Labrador.

Pero quienes viven en los alrededores de las 15 estaciones de este sistema de transporte no tienen ninguna emoción ante los eventos programados, pues han pasado años en los que las infraestructuras se han llenado de polvo y de mala hierba.

EXTRA recorrió estos sitios para recoger las impresiones de los vecinos. En las avenidas Rumichaca y Morán Valverde había una cuadrilla de trabajadores de la Empresa Eléctrica haciendo arreglos a unos metros de la estación Morán Valverde. “Estamos reparando el alumbrado público porque con los trabajos del metro se han cortado los cables”, informó uno de los funcionarios.

“Así pasaron varias semanas, al menos ya están poniendo solución”, dijo María Arévalo, dueña de un restaurante aledaño. Para ella, no es nada nuevo que justo cuando “vaya a funcionar empiecen a trabajar de nuevo”, pues las paradas aún están cubiertas por lonas verdes.

Junto a esa estación incluso hay un parque cerrado, al que no le han dado mantenimiento desde hace varios meses. “Se supone que los alrededores de las paradas iban a estar más bonitos. Yo veo todo igual”, dijo María.

POCAS ESPERANZAS

Cuando se anunció el proyecto, para la mayoría de negocios fue un augurio de dinamización de la economía, pero se ha alargado tanto la entrega, que algunos hasta han cerrado sus locales.

En la estación Cardenal de la Torre, ubicada en El Calzado, los clientes  han disminuido. “Aquí funcionaba una cancha. Los fines de semana eran buenos por los partidos”, comentó José Morales, dueño de una panadería.

Ahora el espacio está cerrado bajo llave y solo un administrador autoriza su uso. No se sabe quién lo designó, ni si es parte del cabildo. “Pintaron las paredes y todo, pero estamos casi arruinados”, reclamó el vecino.

Tampoco tiene muchas esperanzas de que haya más comercio cuando comiencen a funcionar las estaciones. “No es que vendrán nuevas personas, serán las mismas que ya circulan por aquí”.

Elizabeth Nicoldo atiende una papelería cerca de la parada La Pradera, en la avenida Eloy Alfaro, en el norte, y para ella ha sido un suplicio todo el tiempo de trabajo para la construcción de la parada.

“Estuvo cerrado el paso muchos meses. La gente ni venía, luego (empezó) la pandemia y los negocios (quedaron) aniquilados”, expresó. Después, cuando terminaron las intervenciones, pensó: “Ahora sí ya viene la gente”. Pero no fue así.

Si bien mantiene la esperanza de que la economía se dinamice, prefiere no emocionarse tanto, pues “todavía faltan meses para que realmente funcione, si es que se cumple ese plazo (5 de marzo)”.

En sitios como Solanda, al sur, donde se construyó otra estación, tampoco hay mucha expectativa, pues se ha dilatado tanto el funcionamiento, que los vecinos “no creerán hasta ver que pueden transportarse en uno de los trenes”.

“Solo sé que hay un evento el 21 (hoy), pero que tampoco se puede usar el metro”, manifestó Graciela Córdova, moradora de Solanda.

Ella tiene un local de arreglo de uñas y espera que “al pasito de llegar de sus trabajos la gente le haga el gasto”.

Davis Viteri sí tiene fe en que su negocio, ubicado en San Francisco, en el centro, casi agonizante por la pandemia, salga adelante con la llegada de este medio de transporte y que haya más ventas. “Ampliaron la vereda, sí se ve un poco mejor que antes. Ojalá eso llame a más visitantes”.

A San Francisco llegó una cuadrilla de trabajadores de Emaseo para limpiar la estación.HENRY LAPO

Su esperanza es que el Centro Histórico sea más accesible para los turistas nacionales y extranjeros y de paso que ‘caiga’ más platita para los comerciantes.

La estación San Francisco, a donde llegarán las autoridades para los dos eventos de apertura, recibió una cuadrilla de trabajadores de la Empresa Metropolitana de Aseo, para limpiarla. “Esperemos que se mantenga limpio por fuera también, porque eso (el desaseo) da mala imagen y es algo cotidiano”, expresó Viteri.

En otras paradas, como Cardenal de la Torre, trabajadores también limpiaban los pasamanos de las entradas, aunque los letreros lucen un poco viejos por el paso del tiempo.

En la estación La Carolina aún se registran obras de repavimentación, por lo que el paso estaba cerrado.

LO PENDIENTE

El 12 de diciembre pasado, las autoridades y la operadora seleccionada ofrecieron una rueda de prensa para entregar detalles del proceso de apertura.

Sobre las dudas que manifestaron concejales como Analía Ledesma, acerca de los protocolos de seguridad previos a su operatividad, Ramón Bedoya, representante de la empresa operadora Metro de Medellín y Transdev, aclaró que cuentan con un plan diseñado, que estaba en proceso de aprobación.

“El 17 de diciembre ya deberían estar aprobados los planos y protocolos. Los hemos coordinado con las entidades responsables del país. En esto no empezamos desde cero”, dijo el funcionario.

Sin embargo, desde el departamento de comunicación de la Empresa Pública Metro de Quito no confirmaron (hasta el cierre de esta edición) si ya se aprobó dicho plan. Tampoco se lo pudo encontrar en la página web de la entidad.

La conexión con sistemas como Trolebús o Ecovía tampoco tiene un plan claro, sobre todo porque el metro se concibió como la columna vertebral de la movilidad capitalina.