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Quito
Ecuatorianos 'botados' en Nicaragua
Una pareja se aventuró a viajar por tierra a Estados Unidos, pero el esposo murió y su esposa e hija quedaron varadas en el país centroamericano. Su familia suplica su repatriación.
Solas, sin dinero y sin papeles están madre e hija en un país extraño. Su sueño de una mejor vida en Estados Unidos se quedó truncado por un accidente de tránsito en Nicaragua.
Y ahora su familia en Quito suplica porque alguien traiga de vuelta a Yajaira Trujillo y a la pequeña. Y con ellas el cadáver de Jefferson Moposita, esposo y padre de las heridas. Él fue la única víctima mortal de aquel siniestro ocurrido el 12 de octubre pasado.
Los tres y otros dos parientes abordaron una camioneta con 14 migrantes más. Todos buscaban llegar hasta la frontera sur del país norteamericano. “Por exceso de velocidad y de pasajeros perdió pista”, comentó Mónica Meléndez, madre de Jefferson.
El hecho no solo causó la muerte del hombre. Su pequeña se fracturó un brazo y Yajaira se golpeó fuertemente. Sus otros familiares también sufrieron las consecuencias del accidente: uno de ellos tiene serios problemas neuronales, pues no recuerda su nombre y tampoco reconoce a su familia.
Todos fueron llevados a un hospital, pero ya fueron dados de alta. Ahora están varados en Managua, la capital de ese país.
No han conseguido dónde dormir, tampoco qué comer. Según sus familiares, las autoridades de ese país les retuvieron sus papeles. “Ni siquiera les podemos enviar algo de dinero. Siguen con la ropa llena de sangre porque mi primo murió en sus brazos”, reclamó Diana Guamaní, una de las primas.
Todos se dedicaban a las ventas ambulantes en las calles del sur de Quito, pero el dinero no alcanzaba. Por ese motivo decidieron aventurarse a cruzar varias fronteras a pie hasta cumplir el ‘sueño americano’.
“Mijito no te vayas”
En la casa de Mónica, ubicada en el sector de Chiriyacu, sur de Quito, colocaron un altar como una especie de velorio simbólico con la foto de Jefferson y dos velas blancas. “Hasta que traigan el cuerpo de mi hijo sigo rezando por su alma”, dice la mujer llorando.
El joven, de 25 años, era el cuarto de seis hermanos, pero era el más cercano a su madre. “Estaba siempre pendiente de comprar mis medicinas para la presión alta y los problemas de tiroides que tengo”, lamentó.
Contó, además, que la idea de ir hacia Norteamérica de Jefferson se gestó hace varias semanas, luego de ver que varios conocidos lo hicieron. “Él armó un grupo para ir por tierra, se fueron por su cuenta sin coyoteros”, relató Diana.
Hasta antes de su partida, el 27 de septiembre, Mónica le pidió a su hijo que reconsiderara su decisión, pues “cualquier arroz con huevo no les faltaría”. “Mijito, aquí lucharemos, no te vayas”, le rogó infructuosamente.
La última conversación que tuvo con él fue el 10 de octubre. Jefferson le dijo que estaban bien y que no faltaba mucho para llegar a Estados Unidos. “Ya no volveré a escuchar su voz”, lamentó.
El caso
Cuando EXTRA visitó a los parientes de las víctimas, también lo hicieron dos funcionarias de la Cancillería ecuatoriana. Registraron los datos de la familia y le pidieron a José Luis Tobar, hermano de Jefferson y quien está a cargo de los papeleos, que realice la petición en esta cartera de Estado. Le informaron que el documento deberá estar notariado.
Los funcionarios no quisieron entregar más detalles del proceso de repatriación del cuerpo y de los sobrevivientes del siniestro.
Mónica contó que antes de la visita de Cancillería una mujer les dijo que podía traer el cuerpo de Jefferson si le pagaban seis mil dólares. “No le preguntamos el nombre para denunciarla, pero además no tenemos ese dinero”, agregó.