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Quito

Los habitantes de la urbanización Real Alto construyeron dos garitas de acceso vehicular y peatonal sin permiso municipal.HENRY LAPO

En Cumbayá se encierran por el miedo

Restringen el paso a parques y vías, aunque es ilegal. Expertos aseguran que hay alternativas.

Colocar puertas, rejas, muros e incluso garitas de seguridad privada para bloquear el paso a calles, pasajes y parques municipales es una práctica ilegal que en los últimos años ha tomado fuerza en algunos barrios de la capital.

Los moradores de la Primavera Alta, Cumbayá, cerraron cinco calles secundarias (Cotococha, Cerronario, Machalilla, Tuncaguan y Teano) y también el ingreso a la ciudadanía en general al parque de la zona.

Con muros, rejas y dos garitas privadas dieron origen a la urbanización Real Alto. Una que funciona bajo esta modalidad desde hace 10 años, según contó Óscar Duque, uno de sus primeros habitantes.

EXTRA intentó acceder al lugar, pero un miembro de la directiva de la lotización, vía telefónica, indicó que es necesario contar con la autorización del presidente.

Pero este no es un caso aislado. En barrios del sur, centro, norte y los valles también se repiten estas anomalías. Aquí, la colocación de portones o muros es la única alternativa de bloqueo que emplean, y el acceso para el vecindario es más flexible.

La justificación de ciudadanos como Duque para tomar estas medidas ilícitas es la inseguridad. “Necesitamos cuidarnos. No queda más que encerrarnos para evitar que nos roben. Cuando no construíamos todo esto, los robos a domicilios eran frecuentes, pero las cosas cambiaron desde que vivimos así”, argumenta.

Hay otras ‘salidas’

El coronel Gustavo Pérez, experto en seguridad ciudadana, sostiene que el encierro no es el mejor mecanismo de defensa ante alertas de peligro.

“No es posible infringir leyes u ordenanzas así porque sí. Una de las soluciones es mejorar las formas de convivencia entre vecinos y generar lazos de amistad y confianza. De nada sirve amurallarse si no se sabe quién vive al lado (...) La organización barrial y trabajar con la Policía son otras opciones”, dice.

Pero desde la Agencia Metropolitana de Control (AMC), Jaime Villacreses, supervisor de la entidad, agregó que realizar estos cierres bajo el marco de la legalidad también es una alternativa a considerar.

“Según la ordenanza 35 2022 es viable hacer esto, siempre y cuando se gestione el permiso municipal y exista una causa justificada, ya sea por interés social, cultural o educativo. La inseguridad está considerada en este marco”, puntualiza.

Los visitantes solo ingresan con autorización del dueño de casa. Los propietarios o arrendatarios cuentan con control magnético.HENRY LAPO

Para la colocación de casetas de control, la presencia de una persona que supervise el ingreso y salida es otro requisito. “Esto es lo óptimo, porque hay casos en los que el paso está bloqueado o limitado solo para quienes viven adentro y se restringe a los demás”, advierte.

Desde finales de 2021 se han reportado 59 casos similares: 33 fueron por denuncias ciudadanas y los 26 restantes se dieron por oficio. A cinco ya se les impuso una multa sancionadora y se retiraron los elementos que obstaculizaban la circulación.

Sanciones y respuestas del Cabildo

La ordenanza relacionada con el mal uso del espacio público fue reformada el pasado 3 de junio. Ahora la N.º 352022 establece que quienes cierren vías, instalen casetas o puestos de control sin autorización del Municipio o administraciones zonales serán sancionados con cinco salarios básicos unificados (2.125 dólares).

Sobre el caso de Cumbayá, la administración de Tumbaco confirmó que sí autorizó la formación de la urbanización desde que se fundó el barrio, mas no el bloqueo del parque y vías públicas, ya que, según el catastro, son de propiedad municipal.

Lautaro Ojeda, experto en violencia y seguridad social, da algunas alternativas para evitar el mal uso del espacio ante la sensación de inseguridad.

La primera es apropiarse del espacio público a través de actividades barriales lúdicas, para promover la solidaridad, familiaridad y confianza entre vecinos.

La segunda es organizar al barrio en brigadas para cumplir con roles específicos, como monitoreo de eventos o de personas sospechosas. A la vez sugiere aliarse con el Municipio y la Policía para colocar cámaras de seguridad.