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Quito
Artesanos del parque El Ejido piden atención para ese espacio
Al menos 150 pintores ‘habitan’ en el tradicional sitio. Han aguantado la pandemia y movilizaciones sociales, pero no soportan a la delincuencia.
Cada fin de semana se colocan los caballetes para exponer los cuadros de la Asociación de Artistas Plásticos Arte en El Ejido, en el parque que lleva el mismo nombre, ubicado en el centro - norte de Quito.
Los 150 miembros mantienen la esperanza de que ese espacio vuelva a ser lo que antes fue: “un lugar de encuentro y venta de pinturas llamativo para el turismo local e internacional”, dice Patricia Reinoso, una de las fundadoras de la asociación.
Ella pone algunos clavos en uno de sus cuadros para colgarlo. Es un paisaje andino, de los que más le gustan pintar, pero que hace tiempo no vende. “Esto no empezó hace dos años con la pandemia y los paros. Esto es cuestión de cultura y de crisis económica”, comenta.
El parque
A esto se suma, según los pintores, que el parque ya no es visto como un espacio turístico al que llegaban, sobre todo, los ocupantes de los hoteles ubicados en el barrio La Mariscal. “Antes hacían hasta recorridos guiados para que vieran nuestras obras”, comenta Patricio Valle, otro de los artesanos.
En los últimos años ha visto cómo El Ejido se ha convertido en el lugar preferido de las ventas ambulantes y el expendio de droga. “Siempre hay gente sospechosa, no es raro ver que se pasan las funditas con polvo blanco”, relata.
Para Patricia, el comercio informal se convirtió en un problema porque el bulevar que da a la avenida Patria no es transitable. “Está lleno, por eso los transeúntes prefieren irse por el otro lado de la avenida”.
Sin embargo, con algunos vendedores han logrado acuerdos para ocupar la vereda, respetando sus espacios.
Son organizados
Los pintores –que ‘habitan’ el parque desde hace unos 45 años– se resisten a dejarse vencer por las adversidades. Ya tienen identificados a los ‘brujos’ y los hacen correr.
Julio Reinoso, otro de los fundadores, cuenta que “al menos el fin de semana el bulevar de la Patria está limpio”. Ellos se unen para pedirles a los expendedores que “se vayan”.
“Sí necesitamos que la Policía haga más rondas por aquí porque eso ahuyenta a cualquiera”, agrega.
La asociación nació en los años 70, cuando decidieron tomarse un espacio público. Lograron que una ordenanza municipal avalara su presencia.
“Nosotros le damos vida al parque, pero vivimos de milagro”, espeta Patricio Valle, quien carga sus cuadros desde el barrio El Dorado, que es relativamente cerca.
“Hay otros que vienen del sur de la ciudad o incluso desde Calderón para no vender nada”, finaliza.
El coronel Patricio Vargas, comandante del Distrito Manuela Sáenz, dijo a EXTRA que allí se despliegan 10 uniformados a caballo para realizar acciones disuasivas y de prevención.
Aunque no considera a la zona como peligrosa, advierte que la venta de droga es un mal que aqueja a varios sectores del distrito. “Lo malo es que tienen pocas cantidades y alegan que es para consumo”, así se justifican, lo que impide que sean detenidos.