Exclusivo
Actualidad

Quito: Las variaciones de cevichochos que se pueden encontrar en La Carolina
El platillo tuvo algunas variaciones a lo largo de los años. Héctor Ruano los prepara desde hace 27 años. Su suegra fue la pionera
Héctor Ruano atiende su kiosco en el parque La Carolina, norte de Quito, de domingo a domingo. Con una amplia sonrisa, ofrece diferentes variedades de cevichocho. Se vende con camarones, atún, cuero, pero el que más ha ‘pegado’ entre la clientela es el cevichocho con fritada y aún más el denominado ‘mar y tierra’, con combina mariscos con fritada.
(Te puede interesar: Exesposa de Daniel Noboa va a la Asamblea ¿Qué hará?)
“Hay para todos los gustos. Como los platos se preparan en ese momento, puedo hacer las combinaciones que quiera”, dice. El ‘patio de comidas’ del parque se colocó a un costado de la laguna. Así los visitantes aprovechan para pasar momentos en familia mientras degustan los cevichochos. Pero no siempre fue así.
Décadas de trabajo en el parque La Carolina
Ruano, de 53 años, cuenta que la pionera del negocio fue su suegra, por lo que cuando se casó, él se sumó al trabajo familiar. “Yo aprendí de ellas porque tenían ya mucha experiencia”. La suegra de Héctor empezó vendiendo chochos con tostado en una canasta y en ese entonces no contaba con un kiosco, sino que caminaba por todo el parque para ofrecerlo.

Ahora es distinto, los vendedores, como los miembros de esta familia, tienen puestos fijos. Además, han recibido capacitaciones en el manejo de alimentos y de atención al cliente para, sobre todo, obtener una licencia de funcionamiento.
Una oferta de todos los días
“La comida debe ser fresca, por eso nos levantamos a las dos de la mañana para cocinar”, explica. A esa hora empiezan a cortar las cebollas y los tomates, y se pelan los verdes para los chifles. También comienzan a cocinar la carne de chancho para la fritada. “Todo lo hacemos nosotros, hasta los condimentos”.
Eso sí, agrega que el secreto del sabor de este kiosco es el amor que le han puesto a su trabajo durante generaciones. “Siempre estamos viendo qué más podemos aumentar o mejorar”, explica don Héctor.
Con esto han logrado sacar adelante a tres hijos que ya están terminando sus estudios, aunque, al parecer, no seguirán con la tradición culinaria. “Ellos tienen otros intereses, pero trabajaremos hasta donde podamos”. Aunque actualmente el negocio no está tan bueno, ponen fe en los fines de semana y feriados, cuando existe mayor movimiento.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!