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Quito: La tradición religiosa de Alangasí va más allá de los diablos
Existen varios personajes que intervienen en los rituales de Semana Santa. Los niños ya sueñan en lo que quieren ser. También son legados familiares.
Los preparativos para la Semana Mayor en la parroquia de Alangasí empiezan con meses de anticipación. Se toman todo muy en serio. Esta es una parroquia que se ubica al suroriente de Quito, cuyos habitantes recuerdan la ritualidad desde que tienen memoria. Sobre todo el Viernes Santo en el que convergen todos los personajes.
La iglesia ya está adornada con detalles morados, una gran tela de ese color cubre la entrada y en las calles hay lazos. Los diferentes personajes salen por grupos. Todo empieza con las 12 niñas elegidas como ángeles. “Ellas son las que, entre otras cosas, reciben las mantas de Jesús en el descendimiento”, cuenta Maricruz Morales, tía del primer ángel.
En su familia es una tradición que las niñas hasta los 12 años representen a los ángeles que resguardan a Jesús luego de su crucifixión. “Hay un acto de petición que se realiza unas semanas antes a los padres de las niñas”, relata Maricruz.
SOLEMNIDAD TOTAL
La banda de músicos de Alangasí acompaña tanto a los ángeles, así como a los abanderados y las almas santas con entonaciones marciales. “Los abanderados son soldados de mayor jerarquía como Jesús que luchó por la fe”, dice Juan Mejía, quien lleva 40 años representándolo.
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Durante el recorrido de las calles de Alangasí no hay fiesta, ni música en alto volumen. Es un día de reflexión y recogimiento. Incluso los restaurantes dejan de lado cualquier platillo que contenga carne o pollo. “Somos muy católicos”, respondió el dueño de un restaurante a quienes preguntaban por esos potajes.
En ese camino aparecen de a poco los Alma Santas, hombres y mujeres que cargan turbantes de unos seis metros de altura sobre sus hombros y cabezas. “Ellos representan a las almas del purgatorio. Lo que cargan es el peso de sus pecados”, dijo Wilson Abadiano, quien ayudaba a su hijo a sobrellevar el traje.
La música no para, los Alma Santas caminan muy despacio y se agachan para no romper los cables de los postes con sus turbantes. Al menos tres personas van con ellos.
LA TENTACIÓN
Los diablos de Alangasí se agrupan desde las cuatro de la mañana para pintar sus cuerpos de rojo y alistar sus trajes y máscaras. Empiezan a deambular por la parroquia desde que se inicia el vía crucis.
Los habitantes, todos entregados al dolor de la muerte de Cristo, los miran con desprecio porque ellos son los encargados de tentarlos con dinero, mensajes sexuales y demás promesas a cambios de sus almas. “Yo no quisiera ser diablo, dicen que da pesadillas. Además hay que prepararse tanto física como emocionalmente”, dice Gabriel un habitante de 13 años.
EL AMOR A CRISTO
El descendimiento de Cristo de la cruz toma al menos dos horas. Los Santos Varones, un grupo de 12 hombres mayores son los únicos que pueden hacerlo. Toman las túnicas de la imagen de yeso, así como la corona de espinas y otros objetos de plata para dárselo a los ángeles. Cada cosa es besada por quienes las tocan.
Llevan el cuerpo (la imagen de yeso) al sepulcro en medio de una corta procesión en las que los feligreses lloran como si fuera un velorio. Se reparten bolitas de algodón con las que todos intentan tocar la imagen para santiguarse. Todos vuelven a salir a la calle para la siguiente procesión.
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