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En Quito: ¡La plaza de los problemas!
Colocaron iluminación, pintaron fachadas... pero algunitos siguen haciendo de este lugar histórico un punto de encuentro para las ‘cochinadas’.
La Plaza Victoria es testigo de la historia quiteña. Situada en las calles Imbabura y Ambato, fue en 1822 el lugar donde las tropas del mariscal Antonio José de Sucre se dieron el baño triunfal tras la batalla de Pichincha. Entonces, allí había solo una vertiente natural. Hoy, en aquel sitio, se erige una pileta de piedra. Pero no es cualquier pileta.
Dos siglos después, a esta histórica plazoleta, la más antigua de la capital, le rodea el mal del barrio La Victoria: la delincuencia, la indigencia, el trabajo informal y las ventas en la calle.
Domingo, 16:00. Cuatro hombres están sentados en las gradas que envuelven la pileta. A su lado, un tarrina de comida regada. Dentro, en el agua, un calcetín sucio. A ellos parece no importarles la fachada ‘cochina’ de La Victoria. Y tampoco a otros que, en la esquina, solo juegan barajas y beben alcohol.
El Municipio ha intentado cambiar la ‘carita’ de aquel sitio patrimonial. Se pintaron las fachadas, cambiaron el líquido del estanque y hasta para que se vea bonito pusieron luminarias. Pero nada parece complacer a los moradores, menos a esos destructores. Y no solo de la plaza, sino también de los alrededores. Por eso, los pillos aprovechan el relajo.
Ana Lema atiende un local de ropa cerca de allí. En los tres meses que tiene funcionando su negocio ya se han abierto los candados dos veces. “Menos mal ponemos seguridades por dentro, sino ya nos hubieran vaciado”, dice.
Recomienda andar con cuidado por las calles Imbabura y Ambato. En cualquier momento los transeúntes se exponen a que alguien les arranche el celular o la cartera. “De repente se escucha que gritan cuando les van robando”, lamenta.
Según la moradora, serían bandas que llegan de los barrios más altos (La Colmena, San Diego, San Roque) para cometer los delitos en la plaza y sus alrededores.
Luis Guamán también ha sufrido robos en su tienda, aunque cuenta que fueron varias personas que fingieron comprar víveres y en un descuido se llevaron su celular. “No fue violento, pero desde ahí tengo más cuidado”, explica.
Desempleo
Aparte de los negocios también están quienes no tienen para pagar un arriendo. Decenas de hombres llegan todas las mañanas para esperar algún ‘cachuelo’.
Se sientan alrededor de la pileta para ofrecer sus servicios de albañilería, carpintería, plomería, pintura, entre otros. “Con la pandemia se les hizo más difícil. Ya viene menos gente”, cuenta Ana.
Por las tardes, en cambio, las ventas informales aumentan en las calles aledañas.
Sobre los problemas que rodea a la plaza, Sandy Campaña, administradora de la Zona Centro de Quito, dice que el cambio para mejorar debe ser cultural, pues el manejo de basura también es otro de los relajos.
“Estamos haciendo acercamientos para trabajar con los vecinos en este tema”, explica.
Según la funcionaria, para contrarrestar la inseguridad se están implementando chats comunitarios y brigadas vecinales. “Si alguien ve a alguien sospechoso inmediatamente avisa a las autoridades”.
Agrega que las personas en situación de calle son abordadas por el Patronato San José para mejorar su calidad de vida, y en la mayoría de casos les dan tratamientos para las adicciones.
La intervención se inició hace dos meses, pero el proceso es largo. “La repotenciación del Centro Histórico abarca todos los barrios, incluso si no son turísticos”, indica Campaña.