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La insólita y nueva modalidad de robo en Quito: atracan con estiércol de palomas
La comunicad ya alertó sobre esta inusual estrategia criminal. Las principales víctimas son los turistas extranjeros
Dos esposos de nacionalidad francesa caminaban desde la Plaza Grande, en el Centro Histórico de Quito, hacia la calle Venezuela. En el trayecto había vendedores y gente que hablaba por celular. De repente, sintieron que algo cayó en sus cabezas y manchó su ropa. Era excremento de paloma. Sí, ¡heces!
Inmediatamente, dos personas salieron de entre el tumulto para ofrecerles ayuda. Una de ellas, incluso, tenía una tela para limpiar el popó. Pero, entonces, se encendieron las alarmas. “Mi pareja sospechó que algo raro estaba pasando”, relata el turista a EXTRA.
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Horas antes, Diego Morán, el propietario del hotel Casona 1914, en San Blas, donde estaban hospedados, les había advertido que en los últimos meses varios de sus huéspedes habían sido víctimas de robos bajo esta modalidad que, según Morán, está afectado duramente al turismo en el Centro Histórico de la capital.
Es por eso que en el momento en que los ‘buenos samaritanos’ se acercaron supuestamente a limpiarles esa porquería de las prendas, la extranjera recordó que podría ser una trampa. Y reaccionó alejándolos. Al poco tiempo, los delincuentes desaparecieron y los turistas llegaron al hotel con la ropa manchada de excremento. Esta vez fue solo un susto.
Pero no siempre corren con suerte. Morán dice que en el último mes cuatro de sus huéspedes han sido víctimas de robo luego de que les lanzaran heces. “Los choros han ido perfeccionando la técnica… les quitan celulares, tarjetas de crédito y hasta las cámaras fotográficas”, afirma.
POPÓ DIFÍCIL DE SACAR
En su hotel, del total de huéspedes que recibe, el 80 % son norteamericanos y el 20 % europeos. Últimamente ha optado por prevenirles sobre lo que pasa en el centro y también les da varias recomendaciones como medidas de autoprotección, para que no pierdan sus pertenencias y documentos, y tampoco sus prendas.
Según Morán, el popó de paloma es difícil de arrancar de la ropa, y aunque en el hotel hacen lo posible por quitarlo, no siempre lo logran.
Hay más denuncias de esta modalidad de robo. Mario Padilla es administrador del Hotel Casa El Edén, situado en el Centro Histórico, y asegura que los delincuentes van en grupo: dos lanzan el excremento (que tienen en botellas) y los demás, que están bien vestidos y hasta hablan inglés, se acercan para quitarles sus cosas.
No solo lanzan popó. Dice Padilla que les echan agua maloliente y aceite. En el último mes, él también reporta un total de cuatro huéspedes afectados, pese a que les había dado medidas de prevención. “Esto nos daña de manera directa, ya que los turistas no quieren volver. Son embajadores que, en este caso, llevan a sus países noticias desagradables”, añade.
NO VEN POLICÍAS
En algunas ocasiones, las víctimas no denuncian en la Policía. Las que sí lo hacen es únicamente para reclamar el seguro de viaje, dicen los representantes de los hoteles, quienes comentan que, frente a este malestar generalizado, hay un grupo de acción que se ha acercado a las autoridades.
Padilla, inclusive, señala que existe un buró del Centro Histórico, conformado por propietarios de locales comerciales, administradores, entre otros, que se han organizado para recurrir a las autoridades, pedir ayuda y disminuir la tensión.
Uno de los turistas franceses que sufrió el intento de robo cuenta a EXTRA que es muy desafortunado que esté pasando esto. “Nos llevamos un mal sabor de Quito, aunque sea una ciudad hermosa. Estuvimos hace poco en Lima y había muchos policías, lo que nos hacía sentir seguros”.
Agrega que tras revisar sus fotografías se percataron de que los delincuentes los estuvieron siguiendo durante una gran parte de su recorrido.
DE LA ESPUMA A LA CACA
El coronel Juan Mauricio Chacón, jefe del Distrito Manuela Sáenz, al que pertenece el Centro Histórico, explica que en Carnaval notaron cómo los delincuentes usaban la espuma para lanzarles al rostro de los turistas y luego arrancharles las carteas o agendas. Ahora lo hacen con excremento. El objetivo: distraerlos para meterles la mano al bolsillo.
Según Chacón, han visualizado que son de tres a cinco personas las que conforman esta estructura, en la que, además, hay menores de edad. “Por eso la policía trabaja con la Dinapen (policía de niños y adolescentes), con las unidades investigativas para detectar a estas organizaciones delictivas, que tienen un mecanismo de delito”, dice.
Añade que la policía ha intensificado los operativos de control y hay uniformados preventivos que están recorriendo las calles.
Además, asegura que han invitado a la parte hotelera a una charla para que puedan comentarles a los extranjeros sobre esta modalidad, para que estén prevenidos. “Y que sepan que en el caso de tener estos inconvenientes puedan resguardarse en una tienda o en un local”, concluye.
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