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Los policías realizan intervenciones en los puntos conflictivos de Solanda.Karina Defas

Quito: moradores y policía de Solanda combaten el microtráfico de droga

Por un lado se harán operativos para controlar el estado legal de extranjeros ‘brujos’ y por otro los vecinos les darán ‘paloterapia’ si los hallan

La venta y consumo de droga mantienen acorralados a los cerca de 160 mil habitantes de Solanda, en el sur de Quito. Crímenes, robos y extorsiones han sido consecuencias de este problema.

La calle Juan Alemán, conocida como la J, se convirtió en el epicentro de lucha entre la Policía y el microtráfico. Por eso, el teniente Jefferson Flores fue designado para erradicar este delito.

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Él, seis oficiales y 10 agentes operativos levantaron información durante el último mes e identificaron a 15 personas que estarían detrás de la venta de estupefacientes en el sector, la mayoría foráneos. Además, determinaron que la intersección de la J y Juan Barreto es un punto álgido donde hay disputas por el control de la venta de droga.

El 13 de marzo de 2023, el venezolano Denny Frontado fue degollado por un sujeto porque supuestamente le estaba quitando clientela.

Ante esta realidad, Flores organizará operativos en conjunto con agentes de Migración, para conocer el estado legal de los extranjeros que permanecen en esta zona. Explicó que algunos ‘brujos’ se camuflan entre vendedores de tabaco y otros se hacen pasar por trabajadores de delivery.

Este sábado 3 de junio los moradores efectuarán una marcha de antorchas, por la inseguridad.

Añadió que el extranjero que esté en condición irregular en Solanda tendrá dos opciones: irse voluntariamente o cancelar una multa mientras efectúa el proceso de regulación. Sin embargo, para el oficial la última opción es complicada, porque la mayoría de estas personas pasan en el anonimato.

Los moradores realizan brigadas de seguridad por las noches.cortesía

Los ‘vecis’ apoyan

Gabriel Guamán y otros dueños de negocios se organizaron junto a la Policía para realizar brigadas de seguridad por las noches y recorrer los sitios más conflictivos donde venden sustancias ilegales. Asimismo, quieren capturar a los presuntos extorsionadores que en las últimas semanas han querido causar zozobra.

Los lugareños salen con palos y fierros para intimidar a cualquiera que pretenda ‘dañar’ el barrio. “Si agarramos uno lo ‘masacramos’ hasta que los policías se lo lleven”, comentó.

Esta problemática ha causado daños colaterales en extranjeros que trabajan honradamente, como Delia Hernández. La venezolana vende tabacos y confesó que cada semana tiene que cambiar de esquina para ofrecer su producto, porque las autoridades le confunden con una expendedora de estupefacientes y los consumidores también. “Creen que vendo droga y hay personas que sí lo hacen que pretenden hacerme daño”.

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