Una mujer del barrio Nuevo Ecuador, en Calderón, norte de Quito, solo vio cómo avanzaban tres camiones con gente iracunda, como en procesión... Pero no era un santo al que llevaban, sino a Miguel Antonio Encarnación, sospechoso del robo de un camión blanco en Carapungo.

Quedó ‘hecho Cristo’ por los golpes que habría recibido de un grupo de indígenas.

El capitán Rubén Centeno, del circuito Bicentenario, explicó a EXTRA que todo pasó la tarde del jueves 3 de diciembre de 2020, cuando el dueño del vehículo robado se acercó a ese sector con denuncia en mano, para reclamarlo. “Ha estado estacionado en uno de los terrenos de las invasiones”, comentó el oficial.

El afectado incluso llegó con agentes de la Policía Judicial, pero enseguida arribaron los tres camiones repletos de gente. Sumaban por lo menos 150 personas. “Pedimos refuerzos de los equipos especiales. Nos era imposible controlar a todos ellos”, añadió Centeno.

Todavía no se sabe cómo el dueño localizó  a su automotor dos días después del robo, en la casa de Encarnación, de nacionalidad dominicana.

Se lo querían llevar

Hubo relajo con los vecinos de Nuevo Ecuador porque se enfrentaron con el grupo de indígenas, quienes los superaron en número y agarraron al sospechoso.

Según los informes policiales, la muchedumbre subió a la fuerza a Miguel a uno de los camiones para llevárselo a su comunidad y aplicarle justicia indígena. Lo tenían amarrado de manos y pies con una cuerda. Estaba ensangrentado.

Miembros del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) interceptaron el paso de los ‘justicieros’ en las calles Nogales y Manuela Sáenz.

 “No entendían razones, les decíamos que ya tenían la denuncia y que solo había que proceder con eso”, reveló el uniformado.

Finalmente bajaron al extranjero, pero estaba ya agonizando. Los paramédicos llegaron y comprobaron que no tenía signos vitales. El diagnóstico: “salida del líquido encefálico producto de los golpes en el cráneo”, consta en el informe.

Temor en la zona

Cuando escucharon el escándalo, los dueños de locales del barrio solo atinaron a bajar sus puertas y resguardarse.

La mañana de ayer, los vecinos no quisieron dar más detalles de lo que pasó. Únicamente dijeron que había mucha gente y que tuvieron miedo. Y que solo abrieron sus puertas cuando la ambulancia de Medicina Legal se llevó el cuerpo del dominicano.

“El sector de las invasiones habitacionales es bastante conflictivo, siempre hay novedades por ahí”, concluyó Centeno.