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El hecho se registró en una mecánica de Llano Grande, norte de Quito.Ilustración Adrián Peñaherrera

Inquietante relato de un mecánico que arregló el carro de un muerto en Quito

Apariciones, ruidos y hasta el famoso ‘malaire’ atormentó a una pareja de Llano Grande, en el norte de la capital. Le contamos la aterradora historia

La compra de un carro para arreglarlo y venderlo se convirtió en una pesadilla para un mecánico y su esposa, en Llano Grande, al norte de Quito. María, quien decidió contarle a EXTRA su aterradora experiencia, reveló que ella y su pareja, Juan, arrendaron un lote en este sector capitalino para abrir un taller mecánico.

En julio de 2022, querían cumplir su sueño de salir adelante con el oficio de Juan. La idea era comprar carros de segunda mano, arreglarlos y venderlos. Así, en una ocasión, Juan consiguió un automotor cuyo dueño había muerto hacía algunos meses. “El hijo de ese señor había chocado el carro, así que decidimos llevarlo para componerlo”, relató María. Desde ese instante, una serie de eventos paranormales empezaron a atormentar a los dos.

Juan estaba reparando el vehículo cuando vio que un hombre bajito, de tez trigueña y vestido con una camisa blanca, se había sentado en el lugar del conductor. El mecánico, visiblemente molesto, se acercó para pedirle que se bajara, pero cuando llegó hasta allí, ya había desaparecido.

Fue entonces que, averiguando con el propietario, se enteró de que la aparición no era otra que su difunto padre. “En otra ocasión, ese mismo hombre estaba caminando detrás de los autos que arreglaba mi marido. Y lo vieron los ayudantes, lo que confirmó que había una presencia extraña”, dice María.

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La presencia de un ser maligno

La mujer del mecánico cayó enferma luego de percibir la extraña presencia.Creado con POE (IA)

El fantasma dejó de aparecerse, pero el ambiente se volvió pesado. La gente que trabajaba ahí se cansaba con facilidad y percibía una energía extraña. “Mi marido decía que había alguien que hacía un ruido dentro de la mecánica, ya insoportable. Se caían las cosas, y fui a ver qué pasaba”.

María fue hasta la mecánica y, efectivamente, notó que algo atemorizante le envolvía el cuerpo. Ese día, Juan ya había arreglado el carro del difunto y lo estaba probando en la calle, cuando María sintió que desfallecía: sus piernas parecían de papel y su cabeza le ‘reventaba’.

“No podía caminar, no comía y mis hijas tenían que cargarme. Le dije a mi marido que me llevara a Atuntaqui (Imbabura) para que me curaran”. Un pariente la atendió y le limpió el cuerpo con ruda, chilca, huevo y un tabaco. Con esa limpia, el espíritu se alejó para siempre y el trabajo volvió a la normalidad.

Según Albertina Calazacón, especialista en temas ancestrales de Santo Domingo de los Tsáchilas, lo que sucedió a esta pareja fue que un espíritu maligno se adueñó del taller mecánico. “No es un simple fantasma, sino una entidad que ha encontrado ahí su refugio para manifestarse”, precisa. A través de él, prosigue Calazacón, el ente buscará vengarse o causar daño a quienes ahora lo habitan. “Así, esa alma oscura vuelve al mundo reencarnada como un ente maligno”, acotó.

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