La calle Bernal, en el barrio La Tola, centro de Quito, se convirtió en el epicentro del terror. En una de sus viviendas se encontró el cadáver de una mujer que llegó supuestamente a practicarse un aborto en el consultorio clandestino de un médico jubilado.

“Esa casa es de miedo. A ese señor le tengo pánico”, contó un residente, quien no quiso dar su nombre al equipo de EXTRA durante un recorrido que se hizo en la escena del deceso.

Aquel habitante, que fue testigo de la tragedia que enlutó a la familia de la mujer, de 38 años, el pasado 3 de junio (ver infografía), contó que el galeno llegó a la zona hace poco más de un año. El inmueble sería una herencia repartida entre varias personas, pero aparentemente aquel médico sería quien está a cargo de todo el predio, según comentó el habitante que habló con este medio.

“Ahí estimo que habrá más de 20 cuartos. Se arrienda a toda clase de personas, incluso se sabe que consumen droga. Por eso aquí se ha vuelto inseguro”, acotó el morador, quien vio el ‘despelote’ que se armó luego de la muerte de la mujer que llegó junto con su pareja.

Cosas escondidas

El hecho convocó a los parientes de la mujer fallecida y a los de su marido. “La familia de la señora quería lincharle al esposo, pero salieron en su defensa las otras personas y decían que él no tenía la culpa”, mencionó el testigo.

Por eso la pareja de la víctima no fue detenida, pero sí hay un sospechoso, el galeno, llamado Ramiro Chiriboga. En el Consejo de la Judicatura consta el delito por el que se inició una investigación en su contra: homicidio culposo por mala práctica profesional.

La Policía detalló que el aprehendido ya estaba jubilado y no contaba con los permisos para montar un consultorio. A decir de Mauricio Chacón, jefe encargado del Distrito Manuela Sáenz, en el sitio no había ningún rótulo de atención médica.

“Este lugar improvisado tenía los espacios reducidos. Cuando fueron los equipos policiales se descubrió que el médico quiso evadir su responsabilidad al esconder el instrumental utilizado en la atención de la paciente”, informó el oficial. Incluso los agentes hallaron los sueros suministrados a la mujer, los cuales estaban escondidos en macetas.

No es la primera vez

Pero esta muerte no ha sido la única por la que se ha investigado a Chiriboga, quien según la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) se especializó en cirugía en la Universidad Central del Ecuador.

La Judicatura tiene en sus archivos un caso de aborto con muerte, ocurrido en 2020, en el que una mujer perdió la vida en circunstancias similares a las de este último suceso.

El informe al que EXTRA accedió detalla que el hecho se produjo el 27 de mayo de ese año, cuando la víctima fue hasta un consultorio médico, ubicado en las calles Ambato e Imbabura, en el Centro Histórico.

Según la Fiscalía, en ese sitio la señora se practicó un aborto y acusaba al médico por haber intervenido. Luego de eso, la víctima regresó a su casa, pero tuvo síntomas graves: sus partes íntimas estaban lastimadas debido al procedimiento y tenía una hemorragia.

Los hijos, quienes entonces eran menores de edad, llamaron a un amigo de la familia que atendía en una farmacia para que la ayudara. La señora no le dijo que se hizo un aborto, pero le pidió a su conocido que llamara al doctor que la había tratado.

La Fiscalía detalló que el hombre se contactó con el acusado, quien les dijo que se encontraran con él en un domicilio por el sector de Los dos puentes, en el centro de la capital. El Ministerio Público indicó que en ese inmueble el médico, quien había regresado de Estados Unidos, le aplicó un suero en uno de sus brazos para detener el sangrado vaginal.

Sin embargo, el problema no cesaba y el acusado llevó a la mujer hasta un hospital del sur de Quito, el cual era centinela por estar en época de pandemia por la COVID-19. Debido a eso, la derivaron a una clínica del norte capitalino, donde murió.

La causa del deceso fue por un shock hipovolémico, debido a la pérdida excesiva de sangre. ¿Por qué? Pues en el informe del juicio en contra del galeno se demostró que la víctima tenía una perforación en su útero, similar a la que provocó la muerte de la víctima del sector de La Tola.

Sin embargo, se declaró la inocencia del médico porque se defendió diciendo que no le practicó el aborto a la mujer, sino un colega suyo. Aquella fecha, él fue a visitar a su amigo al consultorio donde ocurrió el legrado y por coincidencia había llegado la mujer. Pero como el ‘pana’ del médico no estaba, él la revisó y solo le recetó unos antiinflamatorios.

Durante ese proceso judicial, Chiriboga se defendió en libertad y lo mismo hará en este proceso que apenas empieza.